La pornografía es peor de lo que dicen

Título: La pornografía es peor de lo que dicen
Autor: Padre Paul Marx, OSB, PhD
Copyright by Vida Humana Internacional
http://www.vidahumana.org

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Aviso: La información que presentamos a continuación es de contenido delicado y no apto para menores de edad ni para personas moralmente vulnerables a este tema.

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Introducción

La palabra «pornografía» viene del vocablo griego «pornographos», que significa «escrito acerca de las prostitutas». El diccionario la define como «escritos, fotografías, etc., con la intención de despertar el deseo sexual».

La Corte Suprema de Estados Unidos describe la «obscenidad», término legal, como «representaciones o descripciones obviamente ofensivas de los actos sexuales…» y como «la exhibición lasciva de los órganos sexuales» en particular.

Desde el punto de vista cristiano, todas las imágenes carnales son pornográficas. No creamos lo que dicen los que defienden la pornografía de que sólo la pornografía más fuerte (la que exhibe el acto sexual o la violencia), es dañina o ilegal. Un estudio demostró que la pornografía considerada «leve» (como las revistas indecentes) causa mas crímenes sexuales que la pornografía más fuerte. En algunos casos la ley en Estados Unidos ha condenado la revista pornográfica Penthouse.

Y no creamos tampoco el concepto de los católicos «modernos» que dicen que el desnudo con «buen gusto», según ellos, es «necesario» y puede ser presentado perfectamente en las películas de Hollywood. Desde 1930, los papas han insisitido en que Hollywood debe adherirse a un código de decencia para mantener la desnudez fuera de la pantalla. ¿Por qué? Porque la indecencia corrompe a la juventud. Lamentablemente, los líderes católicos y protestantes han dejado de apoyar los códigos de decencia desde los años 60, desatando un alud de corrupción.

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Tu propia familia es el blanco de la pornografía

La pornografía prostituye el precioso don de la sexualidad humana:

La capacidad que tienen los seres humanos (los esposos) de cooperar con Dios en la transmisión de la vida y de lograr que esa vida llegue a su destino último que es el Cielo.

Los que promueven la pornografía la usan para obtener dinero, destruir la sociedad y promover la lascivia y la perversión.

La lujuria es uno de los pecados capitales. Jesús nos advirtió severamente de no mirar a otros con lujuria (Mateo 5:28). Llegar a obsesionarse con la sexualidad despierta la poderosa inclinación que tiene el hombre hacia la lujuria y lo convierte en su esclavo.

La pornografía ataca el centro de nuestro ser. Nuestra humanidad, nuestra sexualidad y nuestra espiritualidad dependen una de otra y como el hombre es y funciona como una unidad compuesta de cuerpo y alma, todo lo que hacemos y cada relación humana es sexuada en el sentido amplio de la palabra. Por consiguiente, la pornografía prostituye todo lo que hacemos y todas nuestras relaciones humanas.

La pornografía distorsiona el sentido moral del hombre y elimina toda ansia de religión y de valores espirituales. Convierte a los hombres en animales salvajes, corrompe a los hombres y a los niños, convierte a las mujeres y a los niños en víctimas de la lascivia, degrada la sexualidad humana, destruye los matrimonios, arruina los vecindarios, debilita la salud pública con enfermedades venéreas como el SIDA, deteriora la seguridad pública incitando a la violación sexual, al incesto y los asesinatos, y, por supuesto, causa que aumenten los impuestos.

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Clinton es condescendiente con los «reyes» de la pornografía

Según el grupo anti-pornografía Morality in Media (Moral en las Comunicaciones), que fue fundado por el ya difunto sacerdote jesuita, el Padre Morton Hill, SJ, el crimen organizado está detrás de este negocio multimillonario de la obscenidad y la lujuria. ¿Sabía usted que la mayoría de los vídeos clasificados XXX en las tiendas de su vecindario son controlados por la mafia?

En su campaña de 1992, Bill Clinton prometió una fuerte actuación federal en pro de las leyes contra la obscenidad por parte del Departamento de Justicia, y en particular por parte de la sección de Explotación y Obscenidad en la Niñez. Sin embargo, el gobierno de Clinton y Gore ha casi paralizado toda acción federal contra los «reyes» de la pornografía.

Pero no es sólo el deseo de lucro lo que mueve a la gente a producir tanta porquería, aunque ese es un factor muy importante. Los revolucionarios con frecuencia usan tambien la pornografía como un arma para socavar la sociedad, la nación y la religión. Lenin, el fundador del comunismo en Rusia, se expresaba así:

«Si deseas destruir una nación, destruye su moral y esta caerá en tu regazo como una manzana madura».

Cuando viajé detrás de la ex Cortina de Hierro, me di cuenta de que había muy poca o quizá ninguna pornografía, excepto entre turistas en lugares exclusivos. Sin embargo, los comunistas imprimieron toneladas de ella para infectar el mundo occidental, conociendo el funesto efecto que la misma tiene en nuestras sociedades.

Las películas pornográficas del Dr. Alfred Kinsey, el famoso mal llamado «científico» de la sexualidad, y su ideología sobre la sexualidad son la base de casi toda la «educación» sexual inmoral que se imparte en las escuelas hoy en día. Kinsey era un militante anti-cristiano que soñó con revolucionar a Estados Unidos a través de la sexualidad, y lo consiguió. Kinsey apoyaba la pornografia, la coleccionaba, la usaba y hasta llegó a producir películas ponográficas en su propia casa utilizando a sus propios familiares. (Véase el New Yorker de agosto-septiembre de 1997.)

La producción a gran escala de la pornografía, la prostitución, el aborto y la destrucción a gran escala de la integridad moral de los niños en las escuelas por medio de la «educación» sexual pornografica, son los medios revolucionarios que se usan para propagar el caos sexual en la sociedad.

Los enemigos de Dios conocen muy bien ese caos sexual y saben que es una forma segura de arrancar la idea de Dios de la mente del hombre. Según el estudio de la Dra. Judith Reisman, el uso de la pornografia realmente causa cambios en el cerebro. Los promotores de la pornografía y la perversión sexual son maestros de la peor clase en cuanto a ensuciar el cerebro se refiere.

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La pornografía destruye vidas

La obsesión con la sexualidad destruye la responsabilidad personal. Los que abusan de la sexualidad pierden la capacidad de asumir un compromiso individual. No son capaces de mantener un buen matrimonio y no pueden ser buenos ciudadadanos.

Necesitamos controlar el poderoso apetito sexual desde la infancia. La virtud de la castidad es esencial para una verdadera relación social, porque la pornografía ataca la estructura psico-social de la personalidad humana.

Dios nos hizo seres sexuados, en la más amplia extensión de la palabra. Todo lo que hacemos tiene la impronta de nuestra sexualidad, todo se relaciona con la sexualidad. En otras palabras, el ser humano es sexual no solo físicamente, sino psicológica y espiritualmente también. Por ello es que cuando la sexualidad se ve afectada por la pornografía toda la persona humana se ve afectada.

De ello surge lo importante que es saber controlar nuestra sexualidad y encaminarla hacia el fin para el cual Dios la creó:

Transmitir la vida y expresar el amor en el matrimonio o entregársela a Dios para sublimar su energía al servicio de Dios y del prójimo en la virginidad por el Reino de Dios.

La Biblia afirma que nuestra naturaleza está inclinada al mal por causa del pecado original y la pornografía afecta el área de nuestra personalidad en la cual somos muy débiles. Hay 10 mandamientos, no sólo uno, pero el hombre o la mujer que abusa de la sexualidad simplemente no puede ser una persona amorosa y creativa y seguramente tampoco puede ser una persona feliz.

Oímos muchas opiniones acerca de la explosión demográfica, pero nada sobre la explosión sexual, que es lo que está destruyendo a las personas, a la familia, a la Iglesia y a la sociedad. Hay una gran cantidad de actividad sexual, pero poca transmisión de la vida humana, pues son pocos los nacimientos en relación con dicha actividad sexual debido a los males del aborto, la anticoncepción y la esterilización. Sin embargo los bebés son el futuro de una nación. Todo esto escapa a la vista de una sociedad paganizada, ciega en la búsqueda del placer. Como dijo Chesterton:

«El control de los nacimientos significa falta de control sexual y falta de nacimientos.»

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Podemos luchar contra la pornografía

El hombre es un animal racional con un destino mas allá de este mundo. Los animales obedecen a Dios siguiendo sus instintos. Pero el hombre está dotado de inteligencia y por tanto tiene la posibilidad de abusar de sus instintos animales y de vivir a un nivel aún más bajo que los animales. Y esto es lo que la mayor parte del mundo occidental está haciendo hoy. Pero la experiencia demuestra que las personas con determinación pueden erradicar la pornografía de sus comunidades.

Rece, por favor, para que termine la plaga de la pornografía. Infórmese sobre este grave problema. Diríjase a su policía local en busca de ayuda. Elija a gobernantes que luchen contra la obscenidad. Únase a otros para luchar contra la obscenidad en las revistas, en los vídeos y en la «educación» sexual inmoral. Escriba a su periódico local. Promueva la castidad y la modestia entre los jóvenes, y también entre los menos jóvenes.

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Como dijo el Padre Hill: «Nunca se desanime. ¡Dios nos dará los frutos!»

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El Padre Paul Marx, OSB, PhD, actualmente retirado, es el fundador de Human Life International, de la cual Vida Humana Internacional es su Sección Hispana. Human Life International (HLI) fue fundada en 1981 y es la organización católica más grande del mundo dedicada a la defensa de la vida humana y la familia, con más de 80 oficinas en 5 continentes. HLI realiza su labor en total fidelidad al Magisterio de la Iglesia Católica, por medio de la oración, el servicio al prójimo y la educación Diríjase (en inglés) a: Human Life International (HLI), 4 Family Life Lane, Front Royal, Virginia 22630-6453 USA. Tels. 1 (800) 549-5433, (540) 635-7884. Fax: (540) 636-7363. Email: hli@hli.org Página web. http://www.hli.org. Para concertar una cita para una entrevista por radio o televisión, llame a Jason Jones al (540) 622-5274.

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