Capítulo XII. Actuación Contemporánea de Proyección Nacional y Continental

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Contenido:

CAPÍTULO XII. ACTUACIÓN CONTEMPORÁNEA DE PROYECCIÓN NACIONAL Y CONTINENTAL

1. DIRECTIVAS MASÓNICAS.
2. CONGRESO NACIONAL DE LIBREPENSAMIENTO Y CONGRESO MASÓNICO SUDAMERICANO.
3. DOCUMENTOS QUE MARCAN RUMBOS. ATAQUES Y CONTRAATAQUES.
4. LA MASONERÍA, EL SOCIALISMO Y EL PROTESTANTISMO SE DAN LA MANO, EN SU FOBIA ANTICLERICAL, CON EL LIBERALISMO Y EL NORMALISMO DE LA ‘INTELIGENCIA’ ARGENTINA.
5. LA ‘REFORMA UNIVERSITARIA’ DE 1918.
6. PERFECTO ACUERDO MASÓNICO FRANCO-CHILENO-ARGENTINO.
7. ÚLTIMAS RESOLUCIONES DE LAS CONFERENCIAS MASÓNICAS INTERAMERICANAS.
8. CONGRESOS DE ACCIÓN LAICA.
9. DAMAS BLANCAS O MASONERÍA FEMENINA DEL ACACISMO CHILENO.
10. RUDO GOLPE DEL EFECTO MOMENTÁNEO.
11. LA IGLESIA FRENTE AL PERONISMO.
12. REGOCIJO GENERAL DE LOS ‘HERMANOS’.
13. ÚLTIMAS RECOMENDACIONES DE LOS ACTUALES MAESTROS ARGENTINOS.
14. SIEMPRE ALERTA.
15. ‘SERÁS LO QUE HAS DE SER O NO SERÁS NADA’.
16. EL EPISCOPADO ARGENTINO CONDENA A LA MASONERÍA.
17. DEMO LIBERALISMO LAICISTA, COMUNISMO O AUTÉNTICO CATOLICISMO.

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ACTUACION CONTEMPORANEA DE PROYECCION NACIONAL Y CONTINENTAL

1. Directivas masónicas

«Es necesario ponerse de acuerdo con el Gran Oriente del Uruguay y la Gran Logia de Chile – escribían los masones argentinos en 1875 – para armonizar la acción masónica en esta zona americana. (Todo nuestro empeño debe dirigirse a) neutralizar la influencia jesuítica, combatir su propaganda, fomentar la creación de logias en todas las principales ciudades del país y estrechar relaciones internacionales» [1] .

En el Mensaje del 10 de junio de 1903 el contralmirante Enrique Howard, Gran Maestre de la masonería argentina del Rito Azul, dijo: «Nuestro objetivo es la dirección de la sociedad, y para conseguirlo debemos mostrarnos de cuerpo entero, tomando una participación directa en la solución de los problemas de carácter económico, social y político que se agiten en el país».

En el informe de 1905 de la comisión encargada de la formación de un programa masónico para la logia Luz de Hiram de Mendoza, con el fin de proponerlo luego para toda la masonería argentina, leemos lo siguiente: «Todos los días recibimos órdenes de nuestros Altos Poderes de trabajar a favor o en contra de tal o cual principio o idea, sea ella en contra del clero católico o en favor de una ley de divorcio» [2] .

Más adelante, en la resolución tomada el 21 de enero de 1905 en el «templo» de la logia, dice:

«3. – b) No apoyar ningún gobierno que no sea netamente liberal.

c) No favorecer nunca a personas, comunidades o partidos políticos con ideas o programas contrarios a la Orden.

d) Dar preferencia en los puestos públicos a los «hermanos».

Finalmente, del programa masónico elaborado por la comisión extractamos lo siguiente :

I. – Reforma de la enseñanza.

a) Instrucción laica con prohibición absoluta de ejercitar el magisterio a los ministros de cualquier culto.

II. – Separación de la Iglesia del Estado.

a) Supresión del presupuesto de la partida para cultos.

b) Supresión de todas las prerrogativas del clero.

c) Devolución al Estado de todos loa bienes cedidos al clero.

e) Supresión de las comunidades religiosas.

f) Secularización de los institutos de beneficencia.

g) Prohibición de manifestaciones públicas de los cultos.

III. – Reforma del Código Civil

c) Ley de divorcio absoluto.

lV. – Organización de la milicia ciudadana y supresión del ejército permanente.

a) Abolición de los tribunales militares [3]

Extractamos de los 515 artículos de la Constitución General de la Masonería del Gran Oriente Nacional del Rito Argentino, promulgada el 9 de julio de 1905 por su Gran Maestre Carlos D’Amico, sucesor de Dardo Rocha en el gobierno de la provincia de Buenos Aires : «Articulo 1º – La Masonería del Gran Oriente Nacional del Rito Argentino tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre. Los medios de que se vale son: la educación… la elección de representantes del pueblo a las tres ramas en que está dividida la soberanía nacional y de los pobres municipales consagrados por las leyes…

Artículo 6º – El Gran Oriente Nacional del Rito Argentino reconoce tres grados simbó1icos y treinta dogmáticos y científicos.

Artículo 7º – El Gran Oriente Nacional del Rito Argentino declara que su objeto está en esencial acuerdo con la masonería universal.

Artículo 14º – Todo mandato masónico es obligatorio.

Artículo 23º – El masón no debe dar a conocer ni a su familia ni a sus amigos los asuntos de la logia.

Artículo 27,5º – Su deber es desempeñar con celo y buena voluntad las comisiones y cargos que le confiera su logia o su superior jerárquico, guardando sobre ello el más absoluto secreto, aún con los hermanos de su taller.

Articulo 27,9º – Cumplir los deberes cívicos del ciudadano votando por los candidatos de la masonería que le determine la Gran Logia Simbólica».

Los capítulos XV y XVI se refieren a la intervención de la masonería en las «elecciones de los funcionarios públicos de cualquier poder o jerarquía que sean».

El articulo 227, dice: «Los hermanos masones del Rito Argentino están obligados a votar por los candidatos elegidos por la Gran Logia Simbólica» ; el artículo 228 añade: «Los que no votan por ellos serán juzgados por su logia y castigados en justicia» ; y concluye el artículo 229 : «Los que voten en contra de los candidatos designados por la Gran Logia Simbólica también serán sometidos a juicio, declarados perjuros y traidores y testados del cuadro del taller. El nombre del perjuro y traidor será colocado en cada logia en exhibición durante quince tenidas, con la resolución que le condene, para que conste la razón de la pública execración».

Programa Electoral: En el programa para las elecciones políticas dice:

«Artículo 231/6º: Separación de la Iglesia del Estado.

7º – Disolución de las congregaciones religiosas existentes y prohibición absoluta del establecimiento de otras en lo sucesivo bajo cualquier forma.

8º – Enseñanza laica pública y privada y prohibición absoluta de la enseñanza por sacerdotes.

9º – Campaña contra la confesión secreta hecha a los sacerdotes y contra la influencia de éstos como árbitros de los hogares.

12º – Divorcio en cuanto al vínculo.

Artículo 233. – Queda absolutamente prohibida a todo masón la adopción de programas de gobierno en favor de hombres o partidos de los que no forma parte la masonería.

Artículo 234. – En las elecciones políticas, y principalmente en las de presidente de la República, el Gran Consejo resolverá si ha de sostener a un masón del rito, o si ha de apoyar a un candidato liberal para coadyuvar al rechazo de un candidato retrógrado (léase : católico).

Artículo 235. – En las elecciones municipales el Gran Consejo hará el programa administrativo que deban adoptar los candidatos».

Los artículos 359, 363 y 366 dicen : «Al adoptar el taller un huérfano de un masón se obliga a darle educación laica hasta que el «lobato» haya cumplido los 18 años. Luego la logia protectora decidirá si lo ha de iniciar o no en el grado de aprendiz».

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2. Congreso Nacional del Librepensamiento y Congreso Masónico Sudamericano

En el mes de setiembre de 1906 sesionaron en Buenos Aires el Congreso Nacional del Librepensamiento y el Congreso Masónico Sudamericano.

En el comité organizador del primero, elegido en el Gran Oriente Argentino donde era Soberano Gran Comendador Emilio Gouchón (diputado nacional), figuran los masones Agustín Alvarez (vocal del Supremo Consejo de Guerra y Marina), Alfredo L. Palacios (diputado socialista y venerable maestro de la logia Justicia), José Clementino Soto (vocal del Consejo de Guerra Permanente), Leopoldo Lugones (inspector de enseñanza), Pablo Barrenechea, Joaquín Castellanos (diputado nacional), Alejandro Sorondo (diputado nacional), Jacinto Alvarez (senador nacional), Francisco Barroetaveña (diputado nacional), Eliseo Cantón (diputado nacional), Servando y Santiago Gallegos, Florencio J. Garrigós, contraalmirante Enrique Howard, Ignacio de Irigoyen (diputado socialista), Adolfo Mujica (diputado nacional), Isidro Mazza (diputado nacional), Eduardo Holmberg, Enrique Dickmann, coronel Luis M. Arzac, teniente coronel José M. Silva, Antonio Sagarna (ministro de Instrucción Pública), etc….

Abrió las sesiones el Gran Maestre Juan Balestra (que fue ministro de Justicia e Instrucción Pública) con un discurso sobre «el significado y las aspiraciones de la masonería» [4] .

He aquí el temario del congreso:

I. – Cuestiones de Derecho Internacional.

l. – Estudio de los métodos máás eficaces para obtener la supresión de los ejércitos permanentes.

4. – Negación del carácter intternacional que se han atribuido los miembros de las religiones positivas.

5. – Negación de la existencia del Pontificado como poder político internacional.

6. – Supresión de las llamadass leyes de excepción de carácter político o religioso.

II. – Cuestiones de Derecho Público

1. – Monopolio completo del Estado laico en la instrucción pública.

2. – La beneficencia laica debbe estar a cargo del Estado: hospitales, asilos, escuelas.

8. – Prohibición de procesiones religiosas por las calles.

5. – Abolición del juramento religioso en todos los actos públicos.

7. – Separación de la Iglesia y el Estado

8. – Limitación del derecho dee propiedad de las asociaciones religiosas a las solas necesidades del culto.

9. – Supresión de las Ordenes monásticas.

10. – Supresión de las fiestas religiosas en el calendario del Estado.

11. – Supresión absoluta de toodo privilegio o excepción a favor de los individuos que hagan un medio de vida del ejercicio de un ministerio religioso.

III. – Cuestiones sociales y jurídicas.

1. – Divorcio absoluto por mutuo convenio.

2. – Sustitución de las Hermannas de Caridad en los hospitales por enfermeras laicas y diplomadas.

3. – Prohibición de hacer testtamento «in artículo mortis» a favor de instituciones religiosas

4. – La enseñanza del catolicismo es un peligro social.

7. – El Catolicismo es la principal causa del atraso en que se encuentra la América Latina.

8 – Igualdad legal de todos los hijos.

IV. – Cuestiones de carácter transitorio (Régimen político

interno).

2. – Abolición del clero castrense.

3. – Servicio militar obligatorio de los seminaristas.

4. – Aplicación del artículo dde la Constitución Nacional que trata de la no admisión de nuevas comunidades religiosas.

5. – Aplicación de las leyes de la reforma religiosa de Rivadavia.

6. – Las donaciones de tierras públicas a las instituciones

religiosas son contrarias al bienestar general.

Terminó este congreso con una gran manifestación de miles de personas que desfilaron por la Avenida de Mayo el 20 de setiembre de ese año, celebrando la sacrílega usurpación de los estados pontificios en 1870.

Comentando este célebre congreso en el cual «cada orador trató de superar a los demás en sus imprecaciones contra la Iglesia Católica y en sus ditirambos a favor de la redención del hombre por medio de la ciencia atea», dice el cronista de La Nación del 30 de setiembre de 1906 : «Tenían los librepensadores tal hambre de expansión intelectual que, llegado el momento, no han sabido tolerar ninguna idea contraria a las que profesaban las tres sectas: masónica, socialista y anarquista allí representadas. Los masones y anarquistas confraternizaban en diálogos singulares que hacen un fondo débilmente sonoro a la palabra vibrante de los iluminados profetas socialistas que tronaban en la tribuna. Loa silbidos, las protestas y los insultos llovían sobre la cabeza de todo hombre que, no siendo masón ni socialista ni anarquista, pretendía – el muy insolente – manifestar libremente sus ideas. Así, cuando alguien pretendió decir dos palabras favorables al patriotismo, la barra y muchos capitanejos del congreso, no lo dejaron hablar; pues todo lo que no encaja en el dogmático color masón-anárquico-socialista es una blasfemia, un atentado criminal contra el libre-pensamiento».

A la semana, o sea el 26 de setiembre, comienza el Congreso Masónico Sudamericano que preside el doctor Alejandro Sorondo, el cual fue Soberano Gran Comendador de la masonería y secretario de la Cámara de Diputados de la Nación; y como delegados del Gran Oriente Argentino : Agustín Alvarez, Pablo Barrenechea, Juan B. González, Alfredo Martínez, Carlos Mayer, Domingo Selva, Francisco B. Serp, etc….

Allí se trató cómo llevar a la práctica las resoluciones anteriores con carácter de obligatorias para cada potencia signataria.

El Congreso del Librepensamiento fue «tenida blanca» de gran publicidad; el masónico sudamericano, en cambio, fue «tenida secreta y privada».

Era el plan de acción anticatólica coordinada de la masonería latinoamericana, de la que era rectora la Argentina.

Veamos cuáles fueron estos acuerdos del Congreso Masónico Interamericano celebrado en Buenos Aires en 1906 :

5º – La masonería latinoamericana por todos los medios a su alcance, combatirá la propaganda clerical y el establecimiento y desarrollo de las congregaciones religiosas; aunando esfuerzos para su expulsión de estos países. A este efecto :

a) Los masones no harán educar a sus hijos en colegios dirigidos por corporaciones religiosas.

b) Los masones influirán para que sus esposas no se confiesen y prohibirán a sus hijos que lo hagan.

c) Los masones no contribuirán en forma alguna a sostener las congregaciones y sus capillas.

6º – La masonería luchará por afiliar miembros de los partidos políticos que defienden sus ideales y se comprometan a votar :

a) La separación de la Iglesia del Estado; b) La expulsión de las congregaciones religiosas ; c) El registro civil ; d) El matrimonio civil y el divorcio; e) la instrucción puramente laica, porque es la única que responde a los intereses de la sociedad moderna. Es necesario emanciparla de toda influencia dogmática. La enseñanza del catecismo es un peligro social; f) El servicio de hospitales por enfermeras puramente laicas ; g) La supresión del clero castrense y demás leyes clericales.

7º – Todo masón está obligado a proceder en el mundo profano de acuerdo con los principios de la masonería, debiendo ser castigados con todo rigor de la ley masónica, los que violen ese compromiso de honor.

10º – La masonería trabajará para que los gobiernos supriman sus legaciones ante el Vaticano, no reconociendo al Papado como potencia internacional.

11º – La masonería trabajará por impedir la explotación del indio por las congregaciones religiosas y propiciará la institución de misiones laicas que lo civilicen» [5] .

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3. Documentos que marcan rumbos. Ataques y contraataques

En el mensaje para el año 1895-1896 decía el Gran Maestre de la masonería argentina Rudecindo Roca, hermano del presidente de la Nación, general Julio A. Roca : «Entre nosotros, en nuestro Oriente Argentino, hoy la política debe consistir en llevar a nuestros hermanos de valía a los asientos de las municipalidades y de los consejos de educación, a las bancas del legislador nacional y del legislador provincial, a los tribunales de justicia, a la administración pública en general y dondequiera que exista elemento educador, para que nuestra enseñanza penetre en todas partea, en la educación, en la administración y en la política» [6] .

En el año 1899 la Masonería Argentina cursaba la siguiente circular a todas las logias : «Considerando que conviene a los intereses masónicos la decidida intervención de la masonería en la política del país ; se propone si conviene crear un nuevo partido político, o prestar apoyo a uno de los ya existentes, o influir en los partidos ya creados» [7] .

En una «tenida» realizada en Buenos Aires el 28 de julio de 1899, se discutió sí se debía o no combatir los postulados de la Iglesia Católica.

El «ilustre y poderoso» masón José C. Soto, grado 33, «Gran Secretario» del Gran Oriente Argentino, emitió este juicio sumamente acertado : «Una cosa es la letra de nuestra Constitución (masónica), que prohíbe las disputas religiosas; pero otra muy

distinta es el espíritu de la concepción masónica, totalmente opuesto a lo que se lee». En esta trampa cayeron muchísimos de nuestros políticos.

Más adelante añadió : «Claramente se entiende que si nuestros afiliados católicos continuaran siendo católicos serían traidores a la masonería, porque su deber de creyentes les impone la obligación ineludible de dar cuenta a su confesor de los actos que pueden importar pecado. Esos hombres ya no son más católicos, pues desde que ingresaron en la masonería perdieron de hecho y de derecho su carácter de tales».

Y terminó así este representante de la masonería argentina, verdadero diablo que se metió a predicador : «Según la religión católica el masón, por el solo hecho de serlo, está fuera de su comunión religiosa por ser excomulgado. El dilema es, pues, de hierro : o masón o católico» [8] .

Estas declaraciones fueron hechas a raíz de la interpelación presentada ante la Gran Logia por el masón Luis Alejandro Mohr, quien impugnó el contenido de la circular Nº 911 del 30 de junio de ese año de 1899, cursada a todas las logias argentinas. Parece que Mohr creía que se podía ser masón y católico a la vez. Esta célebre circular describe el panorama espiritual de nuestra patria del novecientos que se debatía entre las dos corrientes antagónicas del laicismo y del catolicismo ; o sea lo importado y lo vernáculo, lo extranjero y lo nacional, lo minoritario, patrocinado por núcleos liberales porteños, y lo autóctono, auténticamente popular.

Decía entre otras cosas el documento: «La idea católica de la fe ciega en el absurdo, avanza en nuestra sociabilidad. La escuela laica y la idea liberal se estacionan o pierden terreno, mientras que la escuela de la secta de Loyola avanza formidable como una plaga bíblica, subvencionada por los poderes públicos, que parecen más temerosos del Syllabus que de la Constitución. El elemento clerical multiplica sus establecimientos de enseñanza teocrática envenenando nuestra juventud, se apodera hábilmente de los círculos de obreros (alusión a la fundación de los Círculos Católicos de Obreros, primera agremiación nacional, creada por el Padre Federico Grote en 1892), realiza congresos católicos y concilios sudamericanos (congreso presidido por Estrada en 1884 y concilio de los obispos latinoamericanos de 1899), ocupa puestos políticos y administrativos, invade las legislaturas de las provincias y el parlamento nacional, impide la realización del anhelo popular de separar la Iglesia del Estado, se establecen cada día nuevas Ordenes religiosas so pretexto de enseñanza, y van a reanudar relaciones con el Vaticano que nos volverán a atar al carro de la omnipotencia jesuítica que gobierna desde la capital del mundo católico.

En presencia de esta situación es necesario combatir en las logias y fuera de ellas la escuela clerical; es necesario fomentar las publicaciones locales que se comprometan a sostener en sus columnas las ideas liberales.

Es necesario combatir por todos los medios las escuelas clericales y los establecimientos dirigidos por frailes de cualquier secta que sean, fomentando las escuelas laicas del Estado o las particulares… En las localidades en que no existan masones capaces de dar conferencias públicas, la logia debe servirse de profanos, estimulándolos con el concurso de su adhesión y de su protección… Firmado : José C. Soto, grado 33, Gran Secretario y ministro de gobierno de la Gran Logia Argentina» [9] .

En la tenida del 28 de julio el orador citó, en abono de su teoría, la circular de 1898 que decía : «El Poder Ejecutivo de la masonería argentina promoverá un movimiento anticlerical en la forma de un mitin popular que deberá tener lugar en la capital de la República el día 20 de setiembre de 1898 con ocasión del aniversario de la caída del poder temporal del Papa; realizará una manifestación pública en las calles de la capital en honor del diputado Gouchón por la valentía con que ha atacado la doctrina católica desde su banca de congresal; llamará al pueblo a que solicite de la Convención Constituyente que establezca la separación de la Iglesia y del Estado, y concurrirá a la colocación de la piedra fundamental del monumento a Garibaldi, el ilustre excomulgado de la Iglesia Católica».

Y luego comentaba : «Y bien, ‘hermanos’, y es que no son éstos los eternos principios de la masonería, a saber : independizar al pueblo del criterio católico que lo lleva en línea recta al abismo de la superstición, del error, del absurdo y de las tinieblas del fanatismo intransigente? Admitir que la masonería no debe combatir contra la Iglesia Católica ni contra el clericalismo porque no le está permitido mezclarse en cuestiones de religión, es estar a la letra que mata contra el espíritu que vivifica. Esto sería renegar de la historia y de las tradiciones masónicas. Podría hacer

un viaje alrededor del mundo para demostrar que dondequiera existe una masonería regular organizada, existe la lucha eterna contra su enemigo tradicional : la Iglesia Católica. Esa tradición masónica fue sostenida por Rivadavia, por Mitre y por Sarmiento en el ejercicio de sus presidencias y por mil más que han luchado por la causa liberal desde los talleres de la masonería… Nuestra propaganda y nuestra acción se dirigen principalmente contra la Iglesia Católica porque es la imperante en la República y porque constituye el peligro más inmediato que impide nuestro engrandecimiento».

¿ Podríamos pretender una declaración más explícita de los fines que se propone la masonería en la Argentina? A confesión de parte relevo de prueba.

Y terminaba el orador con este lapidario colofón supermasónico : «Entiendo y declaro solemnemente que la masonería argentina no sostendrá en esta materia otro programa y otra bandera que la libertad de conciencia que está en pugna con el dogma excluyente y falso de la Iglesia Católica: la más funesta, la más fanática y la más perniciosa de todas las religiones (sic)».

Después de estas formidables aseveraciones ¿habrá que añadir algo todavía para demostrar que la masonería argentina es una secta genuinamente anticatólica y por demás peligrosa para la salud espiritual de la Nación?

En 1901, los grandes bonetes de la masonería argentina, Santiago Gallegos, Faustino Jorge y el coronel José C. Soto, habían remitido una nota al Presidente Roca para que obligara a los sacerdotes extranjeros a revalidar sus títulos (sic) ; y más tarde, el Gran Maestre, comodoro Enrique Howard – en nombre de la Orden – que «impida la entrada en el país a los seis mil sacerdotes expulsados de Francia y que, según noticias periodísticas, se dirigen a la Argentina». Para el diputado nacional y jefe de la masonería, Emilio Gouchón, el ingreso de tales religiosos al país representaba «una invasión de parásitos consumidores».

También en 1901 las manifestaciones anticlericales, promovidas por los liberales, masones, protestantes, socialistas y anarquistas para obtener el divorcio y la separación de la Iglesia y el Estado, ganaron las calles céntricas de Buenos Aires, llevando como estandartes banderas rojas y negras y del diablo, mientras se proferían toda suerte de insultos y blasfemias.

Una de estas manifestaciones, la del 19 de julio, la encabezó Alfredo L. Palacios – «el mono del Padre Grote» – el cual inauguró luego el Circulo de Obreros Liberales de Maldonado bajo el signo de Garibaldi, para contraponerlo a los Círculos Católicos de Obreros de los que anteriormente fuera socio. Su primer presidente fue el espiritista masón Cosme Mariño, primer director del diario «La Prensa» [10] .

El 15 de abril de 1906 el Partido Liberal, encabezado por la masonería, realizó otra de estas manifestaciones, pidiendo la expulsión de las congregaciones religiosas. Su principal organizador fue el masón Florencio J. Garrigós que, junto con Luis Cárdenas y otros, había fraguado las calumnias contra el clero, publicadas por el pasquín anticlerical «La Reforma», a fin de azuzar al populacho en contra de la IgIesia y de sus ministros. El 14 de mayo de 1907 Luis Cárdenas, en vista del sesgo que tomaba el proceso que se le seguía por calumnias y que terminó con la pena de encarcelamiento, optó por la retractación pública. Mientras tanto los colegios católicos, las iglesias y los conventos tuvieron que soportar por más de un año la amenaza constante de ser «incendiados como el Salvador», según lo exigían los masones, los liberales y los socialistas [11] .

En 1902, mientras Palacios defendía el divorcio en los salones de «La Prensa» y Mitre hacia otro tanto en el Centro Literario y en el templo masónico de la calle Cangallo 1242, el diputado Ernesto Padilla – que fue gobernador de Tucumán – decidió a la Cámara, en el Congreso Nacional, por el rechazo del proyecto de divorcio, defendido tenazmente por los diputados masones Carlos Olivera y Juan Balestra, Gran Maestre de la Orden. Este último había presentado un proyecto similar en 1888, pero fue rechazado.

Inmediatamente los diputados divorcistas fundaron el Centro Liberal, el 4 de setiembre de 1902, bajo la presidencia del masón, grado 33, Nicasio Oroño que, como gobernador de Santa Fe, había obtenido, en 1867, la sanción de la ley de matrimonio civil. La revolución de 1868 acabó con su gobierno y con su ley anticristiana.

El Gran Maestre en su mensaje a los masones argentinos decía el 24 de junio de 1902 : «La manera más segura de trabajar por el bien de la humanidad es influir en los problemas políticos y sociales del país por todos los medios a nuestro alcance, Debemos seguir prestando nuestro eficaz concurso para la sanción del divorcio en nuestra legislación civil ; para que la enseñanza no sólo sea laica sino también para que el Estado la vigile y la dirija y para que la Iglesia sea separada del Estado… Miramos con profunda simpatía la creación da círculos de obreros liberales por iniciativa de varias logias» [12] .

Los protestantes actuaban simultáneamente con descaro e insolencia con sus veinte capillas y otras tantas escuelas instaladas en 1901 en Buenos Aires ; verdadera invasión de pastores, cuyo cuartel general se hallaba en Palermo, con William Morris a la cabeza.

Tales escuelas eran una poderosa fuerza anticlerical y un foco infeccioso de herejía, que la masonería universal proteja por medio de la Gran Logia Unida de Inglaterra, la cual les proporcionaba fuertes auxilios económicos. Contra el ataque a la fe católica del pueblo argentino se levantaron, en cada barrio amenazado, las escuelas de la Conservación de la Fe, y se fundó la Congregación de Santa Filomena, mientras el diputado nacional, monseñor Gregorio Romero, predicaba la cruzada para «reconquistar y defender por segunda vez a Buenos Aires de los herejes protestantes».

Mientras los parlamentarios masones del Congreso Nacional votaban cien mil pesos anuales en calidad de subsidio para sostener las escuelas protestantes – negándolo o reduciéndolo al mínimo para los colegios católicos – el señor Morris enseñaba en su revista – que servía al mismo tiempo de libro de lectura para los alumnos argentinos – que «Belgrano había colocado en manos de un fetiche de palo su bastón de mando» [13] .

En la circular del 30 de junio de 1906 se invita a todas las logias masónicas argentinas a «mitines simultáneos en toda la república en pro de la separación de la Iglesia y el Estado, de la sanción de la ley de divorcio absoluto y de la expulsión de las congregaciones religiosas, no autorizadas por la constitución, las cuales gozan del más amplio poder para desarrollar su funesta infamia, escarneciendo la civilización ; ya que representan las más absurdas concepciones de la vida» (sic) [14] .

El 22 de setiembre de 1905 la Asamblea del Partido Liberal que se había reunido en los salones de «Unione e Benevolenza» – Cangallo 1366 – y a la que asistieron las supremas autoridades de la masonería, presentó al ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Carlos Rodríguez Larreta, una solicitud para pedir que el Poder Ejecutivo decretara la expulsión de las Congregaciones Religiosas que no hubieran sido admitidas por el Congreso Nacional

Las «poderosas» razones que fundamentan su pedido eran : «1º Los peligros que para el progreso moral y político apareja el fanatismo religioso. 2º Las congregaciones educan aquí a más de 80.000 niños desviándolos de las sanas ideas y del patriotismo (sic). 3º Además atentan contra la personalidad humana al enclaustrarse».

Anticipándose a tal solicitud, la logia ‘Hermanos del Norte’ de Jujuy logró expulsar a los franciscanos de la provincia, y entonces recibió las felicitaciones de la logia ‘Río de la Plata’ de Buenos Aires en estos términos : «Este triunfo demuestra que en la filas del Rito Azul militan verdaderos masones» [15] .

Para intimidar al presidente Manuel Quintana el Partido Liberal terminaba su petición de 1905 con esta amenaza : «Si el presidente de la República, olvidando sus deberes ineludibles como primer mandatario, dejara de atender las reclamaciones de los liberales, es indudable que se producirán acontecimientos de una gravedad cuya extensión e intensidad no se puede calcular con precisión matemática, pero se tiene que presumir que serán de tal magnitud que conmoverán a todo el país… El pueblo argentino anhela el establecimiento definitivo de altos principios liberales en la constitución de los poderes públicos, libre de toda acción e influencia religiosa».

Al asumir la presidencia de la Nación, el 12 de octubre de 1904, el doctor Quintana había recibido una delegación del Gran Oriente que le recordó sus vinculaciones masónicas y los compromisos contraídos, a lo cual contestó el presidente: «Si antes fui masón por política, ahora, como presidente de un pueblo cuya constitución le obliga a proteger la religión católica, tengo otro interés y otros compromisos». Y al pastor protestante William Morris, que también acudió a la presidencia en demanda de apoyo para sus obras, le dijo: «El doctor Quintana es católico, apostó1ico, romano y por consiguiente no desea dar nada para las escuelas destructoras de la religión católica que usted sostiene en Buenos Aires» [16] .

La Prensa del 29 de enero de 1906 daba la noticia de que «la gran indisciplina de nuestra Escuadra se debe a la logia masónica existente en la Marina» ; y al mismo tiempo denunciaba a la logia «Constitucional» por los trabajos masónicos que realizaba entre los militares del Ejército Nacional, amparados por el ministro Enrique Godoy. ¿Serían tal vez éstos los graves acontecimientos que habían vaticinado los liberales y que ellos prohijaban? Y continúa La Prensa: «Los masones de la Marina tienen abiertas las puertas de la masonería argentina. Tales logias no tienen razón de ser en una institución militar. Pedimos, por tanto, su disolución».

En la circular de la masonería del 21 de setiembre de 1908 se lee : «Los que suscriben, vinculados con el propósito de sostener las candidaturas de los doctores Juan B. Justo y Alfredo L. Palacios, os invitan a que concurráis a este fin con vuestra propaganda, tanto entre los masones como entre los liberales, y sobre todo con vuestro voto. Porque los doctores Justo y Palacios encarnan, en los de su partido, los ideales liberales que son el objeto principal de la masonería. Por eso insisten en su pedido a todos los masones»

Siguen más de cien firmas de masones de alto grado, como Francisco Serp, Agustín Alvarez, Pablo Barrenechea, etc…., que fueron Grandes Maestres de la Orden; y con ellos Constante Veni (secretario del Partido Liberal), Santiago R. Gallegos, Eugenio Troise, etc…. De esta manera los masones tuvieron dos testaferros más en las cámaras y el partido socialista – inficionado de masonería y antimilitarista y anticlerical – nació a la vida parlamentaria argentina como engendro masónico. Palacios ya había sido elegido diputado en 1904 por los mazzinianos y masones de la Boca a los cuales se habían sumado los votos mitristas del distrito. «cedidos generosamente», según lo consigna también el diario La Nación, órgano oficial del Partido Republicano; advirtiendo que los votos se volcaban a favor de Palacios en oposición al candidato del oficialismo». De no ser así, dice el diario anarquista La Protesta, «sólo hubiera obtenido 200 votos» [17] .

A este respecto la Revista ;Masónica de Buenos Aires escribía en julio de 1905: «El Hermano Palacios, como adalid del librepensamiento, es un factor importante en la propaganda anticlerical, que mucha falta hace en el Parlamento Nacional Argentino. Socialistas, liberales, masones y anticlericales, todos se han adherido al programa del Dr. Palacios».

La primera intervención parlamentaria del flamante diputado masónico-socialista fue a favor del divorcio, contra el presupuesto de culto católico y contra el juramento por Dios y los Santos Evangelios; o sea, contra Dios, contra la Iglesia de Cristo y contra la familia argentina.

Más tarde, en 1914, presentará el proyecto de negar el subsidio a las provincias que tuvieran enseñanza religiosa en las escuelas, pero tan inicua tentativa fue rechazada por el Congreso Nacional a moción del diputado católico doctor Arturo Bas.

Al suscitarse en el seno de la cámara la cuestión del juramento parlamentario apoyaron, entre otros, la inusitada pretensión de Palacios, los masones Emilio Gouchón, Julio A. Roca, Rufino Varela Ortiz y Belisario Roldán; y así pudieron jurar, sólo «por la Patria», los socialistas masones Alfredo L. Palacios e Ignacio D. Irigoyen.

El lunes 21 de marzo de 1904 – según leemos en el Boletín Oficial del Supremo Consejo y Gran Oriente para la República Argentina del 20 de mayo de ese año – los masones celebraron en honor de los dos hermanos la «Gran Fiesta de Congratulación». «Esta conducta decidida del Hermano Palacios – dice el Boletín dio pretexto al Hermano Gouchón para presentar una base de juramento por la Patria, que aceptada, sirvió de fórmula para el juramento de los hermanos Palacios e Irigoyen. La conducta de estos dos hermanos demuestra que mucho espera la masonería de ellos y de los demás hermanos que gozan de igual investidura parlamentaria».

Cuando los socialistas ingresaron en la Cámara de Diputados el diario La Nación los aplaudió; pero cuando el diputado socialista Nicolás Repetto dijo que sus redactores eran al mismo tiempo empleados nacionales, les contestó el 28 de junio de 1913: «La

malquerencia particular del socialismo contra nosotros sólo podría

enaltecernos; pues antes de ejercitarse en nuestro blanco se ha

ejercitado en el himno de la patria y en todo lo que hay de honroso,

de grande y de respetable para el sentimiento argentino».

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4. La masonería, el socialismo y el protestantismo se dan la mano, en su fobia anticlerical, con el liberalismo y el normalismo de la «inteligencia» argentina,

El 16 de mayo de 1905 el diario «Los Principios» de Córdoba publicó un editorial sobre «la Masonería en la Instrucción Pública» donde el articulista, aportando elementos de juicio suficientes, llega a la siguiente conclusión : «Diríase, a creer en hechos fehacientes, que tanto el Ministerio Nacional de Instrucción Pública como el Consejo Nacional de Educación, se hallan en la Argentina en pleno auge masónico…»

En uno de los boletines oficiales del Consejo Nacional se abogaba por la supresión del Catecismo que se dictaba semanalmente fuera de las horas de clase en conformidad con la Ley 1420, y se ridiculizaban las verdades de Nuestra Santa Fe.

En Jujuy y en Salta en 1904, el inspector general de enseñanza, Eduardo Holmberg, grado 33 de la masonería y más tarde Pro Gran Maestre y lugarteniente del Gran Comendador del Supremo Consejo Masónico, se burló de la Eucaristía y de la confesión en pública conferencia ante las alumnas normalistas, habló luego contra los religiosos y pretendió, finalmente, que las alumnas contestaran a sus preguntas impías, Obra similar realizaban en 1904 y 1906 contra la libertad de enseñanza el ministro de Instrucción Pública, Joaquín V. González, y los inspectores generales de enseñanza secundaria y normal, Leopoldo Lugones y Pablo Pizzurno, todos masones; como asimismo el almirante Enrique Howard, Gran Maestre de la masonería y presidente del Consejo Superior de Guerra y Marina de la Nación, en sus ataques al colegio jesuítico de la Inmaculada de Santa Fe [18] .

Lugones, en noviembre de 1905 es agasajado en Paraná por los masones, quienes consiguen por su intermedio un decreto del ministro para colocar en el cargo de vicerrector de la Escuela Normal de la ciudad al venerable maestro de la logia local. Más tarde será director el masón y sectario Máximo Victoria.

En el Consejo Nacional de Educación se destacan por su actuación masónica el vocal José B. Zubiaur, el secretario Felipe Guash Leguizamón y su presidente, José Ramos Mejía, que llamaba a las escuelas católicas : «la bête noire de la pedagogía» y a los religiosos docentes: «los francotiradores de la enseñanza».

En esta época la universidad de La Plata era una verdadera logia antirreligiosa, junta de liberales, masones y socialistas, con su vicerrector Agustín Alvarez, Gran Maestre de la masonería y vocal del Congreso Internacional del Librepensamiento, su secretario el masón socialista Enrique del Valle Iberlucea y el profesor Víctor Mercante: «el materialista más macizo de todo el país» [19] .

EI ministro Joaquín González, al nacionalizar la universidad de La Plata, parece que lo único que tuvo en cuenta fue eliminar a los profesores católicos, aunque prominentes, y colocar todos miembros de la masonería o de ideas anticristianas. Algo parecido sucedía cincuenta años después en todas las universidades del país al eliminar a los católicos con la excusa de «desperonizar» la cultura para encumbrar a los liberales masónicos laicistas y marxistas socialistas y comunistas.

En tal ambiente pudo pronunciar el Miércoles de Ceniza de ese año, en la escuela «Sarmiento», el Inspector Nacional de Educación, Pablo Pizzurno – pontífice del laicismo normalista y fanático anticlerical – esta tremenda frase: «Seré inexorable y castigaré severamente a aquellos maestros que se permitan nombrar siquiera a Dios en las escuelas fiscales» [20] .

El 15 de noviembre de 1901, Pablo Pizzurno había sostenido en el diario «Tribuna» su tesis contra la incorporación de los colegios religiosos «porque constituyen un peligro social por el hecho de ser religiosos» (sic). Su sectarismo sistemático lo evidenció también desde la dirección de la Escuela Normal, cuyos destinos rigió desde 1909. Pizzurno era miembro de la logia Unión del Plata Nº 1, y su actuación masónica, tanto fuera como dentro de la Orden, fue descollante. En premio de tales méritos sus hermanos agradecidos han obtenido últimamente se le dedique una calle de la ciudad para recordar su nombre.

«Lo imperdonable en nuestras autoridades oficiales – decía La Nación en su editorial del 26 de julio de 1905, a los 20 años de implantado el laicismo escolar en la enseñanza argentina – es el desprecio que demuestran por la educación moral de la niñez y de la juventud. La moral individual y doméstica ha sido desterrada de las escuelas : la ética ha quedado excluida de la enseñanza de los colegios nacionales y normales, y de la moral social apenas se tolera la instrucción de los deberes del individuo con relación al gobierno. Y esta moral es obra del criterio antojadizo de fi1ósofos extravagantes y no apoyada en los sentimientos tradicionales de la sociedad ; al revés, los Inspectores del Ministerio y del Consejo de Educación prohíben que se haga siquiera mención por maestros y profesores del adjetivo «cristiana», que tiene la moral en países como Alemania, Inglaterra y Estados Unidos. De modo que nuestros niños y jóvenes serán incapaces de condensar en sus almas los sentimientos patrióticos de pueblos, cuyos individuos han convertido en fuerza incontrastable las emociones más nobles de la especie humana.

La educación moral, que conduce a esos resultados, es la que falta en nuestras escuelas y en nuestros colegios…»

Creemos que ha llegado el momento de reeditar el artículo de «La Nación», pues la escuela argentina ha vuelto a ser lo que era hace sesenta años con todos los agravantes acumulados por el tiempo transcurrido.

También «La Prensa» podría reeditar el siguiente artículo que publicó el 20 de febrero de 1905, confesando llanamente el fracaso de la moral laica: «No falta razón a los que impugnan la enseñanza laica, recordando que busca la destrucción de un sistema sin proponer otro en su reemplazo. Si no han de ser las inspiraciones de una tradición religiosa las que iluminen esas lecciones de moral, que comprende la enseñanza primaria ¿dónde buscará esta moral su fuente vivificante? No han sido reemplazados los fundamentos de la moral religiosa, y los mejores esfuerzos para conseguirlo no han logrado su objeto».

El presidente del partido Liberal, al celebrarse el congreso del partido en marzo de 1906, decía: «De nuestro congreso saldrá la chispa que ha de electrizar a todos los argentinos, sacándolos del enervamiento en cae yacen desde hace tantos años, dominados por la influencia fatal del clericalismo» [21] .

En la circular del 22 de agosto de 1907 pide la masonería argentina que «se haga un censo de las casas religiosas establecidas en tal ‘valle’ (o lugar de su jurisdicción masónica), número de personas, bienes inmuebles que poseen, colegios y número de alumnos. Además, nómina de las personas que desempeñan el poder judicial, ejecutivo, legislativo (si lo hay), comunal, jefe o comisario de policía, presidencias y vocalías de las cámaras de comercio y sindicales, etc., indicando, de todos, las ideas que profesan con respecto a los ideales que persigue la masonería».

Queda demostrado que la masonería en el país lleva el censo ideológico de todos los funcionarios públicos. De esta manera basta que un masón llegue a ministro nacional o provincial para que, por medio del fichero, rigurosamente actualizado, se produzcan los ascensos, permutas, descalificaciones y cesantías.

En la circular masónica de junio de 1909 se impartían a las logias las siguientes recomendaciones: «Propender a que en el hogar, en la escuela y en las leyes se incrusten los principios que profesa la masonería, a saber : «Separación de la Iglesia y el Estado, enseñanza laica obligatoria, divorcio absoluto, laicización de todas las instituciones benéficas e incineración de cadáveres».

Cuando se reunió el 10 de julio de 1909 el Segundo Congreso Nacional del Librepensamiento en el templo masónico de la calle Cangallo, se resolvió por unanimidad adherir a las mismas recomendaciones ya transcriptas y, además, se sostuvo : «El derecho del libre examen, la supremacía de la razón humana, la abstracción del dogma y de la revelación, la negación de la autoridad de la Iglesia y el derecho del hombre de obrar de acuerdo a su criterio» [22] .

A raíz del nuevo gobierno de 1910, donde aparecen como ministros del Poder Ejecutivo los dos católicos Indalecio Gómez y Juan Garro y como vicepresidente el anticlerical Victorino de la Plaza, decía el periódico «L’Italia» que en la reunión del 19 de agosto de 1911 los masones de la calle Cangallo, presididos por Carlos Conforti, Aristóbulo Soldano y Pablo Barrenechea, habían decidido que «los hermanos debían hacer cuanto les fuera posible para crear dificultades a un gobierno donde hay hombres tan infaustos como un Garro y un Gómez. Todas nuestras esperanzas están cifradas en nuestro hermano Victorino de la Plaza».

En efecto, Victorino de la Plaza – como ministro de Figueroa Alcorta – fue un enemigo sistemático de la Iglesia, anticlerical «enragé», que llegó a decir en 1909, cuando le pidieron un obispo para la ciudad de Rosario: «Si el Rosario prospera es precisamente por no tener obispo y estar libre de la plaga de la clerecía» [23] .

Leemos en la circular del Supremo Consejo y Gran Oriente de la República Argentina del 18 de marzo de 1912: «Teniendo en cuenta que en el próximo período parlamentario han de discutirse proyectos tendientes a «liberalizar» nuestra legislación, como el de divorcio, etc…. ; y siendo absolutamente necesario que la masonería argentina coopere en su esfera de acción y luche por llevar a los cargos electivos ciudadanos que profesen ideales de liberalismo, decreta: auspiciar candidatos liberales en las próximas elecciones». Vemos que ya la masonería conocía los proyectos que habrían de presentarse en el Congreso de la Nación [24] .

En la circular cursada a las logias el 15 de julio de 1912 dice así : «La masonería tiene un deber sagrado que cumplir en el mundo profano, y debe organizarse como factor político y entrar de lleno en la vida democrática. La política es un medio del que puede valerse para llegar a su finalidad.

El voto puede darnos diputaciones y por éstas podremos conquistar la escuela pública; y el día que la escuela pública – rompiendo los lazos que la sujetan bajo la tutela religiosa – entre a llenar la misión racionalista y científica que le corresponde dentro de la sociedad, la masonería habrá afianzado definitivamente su influencia en la vida colectiva; porque entonces la sociedad estará preparada para recibir su credo, y capacitada para practicar su obra incesante de reforma» [25] .

¿No habrán conseguido ya lo que tanto anhelaban?

En este momento histórico que vivimos en la Argentina no se sabe a través de qué personas y de qué grupos actúa en concreto la masonería, siempre alerta, siempre en acecho : pero se advierte su mano por la huella que va dejando en la orientación política nacional.

El hecho es – según la síntesis que nos suministra «Presencia» en su entrega del 28 de setiembre de 1956 – que «la reglamentación de las universidades libres no ha salido; la enseñanza religiosa no se restaura; el socialismo y el comunismo envenenan a nuestra juventud con programas y maestros sectarios ; la corrupción de costumbres es pavorosa; la prensa y la radio difunden el ideario masónico; y todas las fuerzas disolventes – en el gobierno y en el llano -, se conjugan para que el país de ninguna manera logre la posibilidad de una política popular y nacional en la línea de los valores cristianos; sino que, por el contrario, continúa el fraude en lo gremial, en lo económico, en lo político y en lo espiritual con la orientación de una política marcadamente laicista de un gobierno revolucionario y libertador que se ha afirmado sinceramente cristiano».

El ritual del aprendiz de la logia «Unión Justa» dice textualmente: «Todo partido demócrata o conservador, radical o socialista, que procure traducir en leyes o decretos cualquiera de los principios masónicos, tendrá siempre, para el cumplimiento de este particular concreto, el apoyo de la institución masónica. La francmasonería, sin exteriorizar su personalidad colectiva, auxiliará a aquellos de sus hermanos que pretendan la encarnación de sus ideales masónicos en el organismo de las leyes o en las instituciones sociales y políticas del Estado» [26] .

En la revista masónica «Cadena de Unión» de Buenos Aires, en los números correspondientes a los meses de abril-julio de 1931, leemos estas frases que trasuntan el espíritu anticatólico que inspira a la masonería argentina: «… (Es menester) hacer desaparecer el poder pernicioso del clericalismo católico romano que fomenta la ignorancia del pueblo, la superstición y fanatismo… El confesionario y los bienes celestiales son ya cosas absurdas en las mentes de los niños… El Catecismo y la Historia Sagrada enseñados por el catolicismo deben ser relegados al olvido… No es ningún sacrilegio transformar una iglesia en sala de espectáculos o en templo masónico…»

Estos pensamientos se repiten en la revista masónica «Símbolo», del mes de abril de 1955, con estas palabras : «La Iglesia Católica es el tradicional enemigo del liberalismo y del progreso, de la emancipación de las masas y de la autodeterminación de los pueblos, que trata de perturbar la vida interna de las naciones para imponerse sobre sus destinos».

El 2 de abril de 1926, al clausurarse la asamblea de la Gran Logia Nacional Argentina, se propuso: «recomendar muy especialmente a las autoridades la organización de trabajos encaminados a obtener de los poderes públicos la sanción de leyes que dispongan la separación de la Iglesia del Estado, que establezcan el divorcio absoluto y que aseguren la instrucción laica, libre de dogmas y preconceptos». Esta moción de la logia «7 de junio de 1891» de Mar del Plata, de la calle San Martín 3237, la hizo suya la asamblea. Tal grupo de masones serán los mismos que consumarán el cisma de 1935, dando origen al GOFA de tendencia furiosamente laicista. En 1939 presidió su asamblea el masón socialista e intendente de la ciudad balnearia, Teodoro Bronzini. Allí declaró que «el GOFA (Gran Oriente Federal Argentino) encarna la tradición liberal argentina; que por todos los medios a su alcance propende a robustecer la conciencia laica de la nacionalidad, ajena a dogmatismos y sectarismos; y que exige de sus afiliados no aceptar dogmas o creencias que no se puedan comprobar por la sola razón humana». (Firmado) : Presidente, Teodoro Bronzini ; Gran Comendador, Aristóbulo Soldano ; Gran Maestre, Miguel Servera [27] .

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5. La «Reforma Universitaria» de 1918

A raíz de la revuelta reformista del 15 de junio de 1918 escribía el socialista y diputado nacional Julio V, González, testigo presencial: «Al destrozar los revoltosos, en el salón de grados, únicamente los cuadros de clérigos, al pretender asaltar el convento vecino, al adoptar desde aquel instante como grito de lucha: ¡Frailes no! y otros por el estilo …y – añadimos nosotros – al derribar de su pedestal el busto del obispo fundador, que campeaba en medio del patio de la universidad y al arrastrar por la calle un crucifijo atado a la cola de un burro – «se estaba llamando simultáneamente a definirse».

«A partir de aquella asonada el movimiento toma, pues, su orientación definitiva y con ello adquiere la trascendencia con que ha sido registrado. Es entonces que la lucha se traba a la luz meridiana como el choque de las fuerzas liberales con las clericales. Las violencias de los sublevados no habían de parar en el tumulto del día 15 ni en el del 17. Se asalta el diario «Los Principios», órgano periodístico del catolicismo, se apedrean los centros adversos en cuyas casas no quedó un vidrio sano, y se embadurnaban de alquitrán sus letreros, los templos eran víctimas de los mismos desmanes y sus muros se veían cubiertos con la consigna revolucionaria de ¡Frailes no! Todo el que estaba disconforme con lo existente, en cualquier orden de la vida social, concurría a las manifestaciones de los estudiantes» [28] .

El doctor Ramón J. Cárcano, uno de los protagonistas de la «reforma» escribió : «El movimiento innovador fue creciendo ; yo mismo ocupé la tribuna universitaria para impulsarlo, se dividen las opiniones, aparecen facciones y se sostiene una lucha sorda hasta culminar en el ruidoso y estéril estallido de 1918. ¿Cuáles son los resultados de la revolución universitaria? Ningún resultado bueno. Intereses subalternos… profesores parasitarios… juventud sin saber, sin altos anhelos, sin rumbos» [29] .

No cabe la menor duda que el movimiento reformista desde su aparición violenta, coincidente con la revolución soviética, no fue otra cosa que una explosión masónico-marxista de tendencias netamente irreligiosas, como se puede colegir del Manifiesto del 21 de junio de 1918 que dice: «La juventud universitaria quiere levantar bien alta la llama que está quemando el viejo reducto de la opresión clerical con su religión para vencidos y esclavos… religión que enseña a menospreciar el honor y a deprimir la personalidad» ; – y del Manifiesto de la Federación Universitaria, fechado el 24 de enero de 1919, que lo declara sin reticencias de ninguna especie: «La revolución hubo de ser un movimiento no só1o anticlerical sino también, lo que es más importante, irreligioso».

En su pastoral del 6 de julio de 1918 decía monseñor Zenón Bustos y Ferreyra, obispo de Córdoba : «El noble anhelo de estudios más amplios, fundamentales y metódicos, colgado en la bandera universitaria, degeneró el 15 de junio de 1918 en una agresión franca contra la Iglesia. Se asalta el sa1ón universitario de recepciones, destrozando los muebles y todos los cuadros de clérigos y religiosos que pendían de sus paredes, entre ellos los de los próceres de la patria, Funes y Castro Barros. A la consigna de ¡Frailes no!, todos fueron desastillados y el monumento de Trejo arrebatado de su pedestal. Se presentaban la barbarie y la temeridad, abiertas negaciones de la ciencia, a pesar de que los empujaba el ardor de la ciencia y la cultura. En las manifestaciones del 23 y 30 de junio se repiten los vejámenes a la cultura y religiosidad de Córdoba. Se colgaban religiosos y religiosas en pendones por escarnio, y oradores traídos ex profeso, al grito de ¡Frailes no, dogmas no!, se despachaban sacrílegamente contra las cosas sagradas, contra el clero y contra la religión».

El 23 de noviembre de 1918 apareció una nueva pastoral condenatoria de los actos impíos y sacrílegos que se repitieron el 8 e noviembre contra el seminario, los conventos y la curia de Córdoba.

Los católicos, ya en 1913, habían iniciado el movimiento reformista, pero ahora los anticlericales masónico-liberal-marxistas, lo desprestigian totalmente. Dieron motivo a la reforma los masones y liberales rojos encaramados en la universidad, y luego la usufructuó un nuevo elenco de masones e izquierdistas.

El 4 de julio de 1918 los estudiantes de Córdoba se unen a los obreros anarquistas, a quienes antes llamaban chusma y ahora «camaradas en la lucha y en la gloria».

En la asamblea del 7 de julio de 1918 la Federación Universitaria se manifiesta desembozadamente anticatólica y sus conferencias en Buenos Aires se realizaban preferentemente en los comités socialistas [30] .

Yrigoyen envía como interventorr a la universidad de Córdoba, en agosto de 1918, nada menos que al masón Telémaco Susini, el anticlerical que en su juventud había capitaneado a los forajidos incendiarios del colegio del Salvador. En la asamblea de la federación universitaria, reunida en el teatro «Nuevo» el 24 de junio de 1918, había dicho : «Hay que quemar los templos, acabar con la clerigalla y extirpar la llaga del catolicismo». Lo mismo repitió ante los socialistas en el salón de la sociedad «Unione e Benevolenza».

El ministro José Salinas entrega la universidad de Córdoba a los revoltosos y el caos cunde, desplazándose luego hacia Buenos Aires y La Plata. «Es el espíritu del soviet el que los inspira contra el orden; es la inadmisible dictadura del tumulto. Las salvajadas que cometen los estudiantes en esos años, son fruto de la enseñanza recibida. Obran de acuerdo con la prédica. El cientificismo, que es la idolatría del siglo, forma malvados, no hombres, Saben las últimas novedades de la ciencia, pero su alma queda salvaje con su barbarie primitiva». Las universidades caen en manos de los masones y maxima1istas. La reforma dio por resultado estudiantes que tengan muchos derechos y poca ciencia.

Ante los desmanes causados por la FUA en La Plata, publicaba La Razón del 6 de abril de 1920: «Es bochornoso el espectáculo que ofrece esa turba que cansada ya de provocar desórdenes de toda clase, de desautorizar con la obra de sus escándalos la disciplina y la tradición de los institutos superiores asalta ahora los tribunales examinadores, tirotea a sus compañeros, insulta a sus profesores y destroza las aulas. La violencia triunfa. Es hora que la autoridad reprima con mano firme lo que se inició con abuso y concluyó con crimen. Debe terminarse con la anarquía y con los anarquistas de nuestros institutos universitarios».

Este fue el saldo que dejó la tan decantada «reforma universitaria»: «arbitrariedades inauditas al presente, anarquía en el mañana y avanzado sectarismo político y religioso».

En su discurso inaugural dirá el rector reformista de la universidad de Córdoba en 1921, doctor Francisco de la Torre: «Rusia – el ejemplo más hermoso de la historia del mundo – ha realizado una revolución colosal. Los pueblos ya tenemos en la Rusia progresista el ejemplar a seguir, y es de imaginarse lo que dará al mundo Rusia en el futuro» [31] .

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II

6. Perfecto acuerdo masónico franco-chileno-argentino

De la circular 7º del 12 de julio de 1950, enviada a todas las logias de la Obediencia de la Gran Logia de Chile, en preparación al Congreso Internacional del Laicismo, celebrado en la Universidad de Montevideo en abril de 1951, extractamos lo siguiente, publicado en el periódico «Diario Ilustrado», del 17 de febrero de 1951:

I. – Laicismo.

1. – Cada masón debe considerarse en el ejercicio de un apostolado laico.

3. – Los masones deben educar a sus cónyuges y a sus hijos en los principios masónicos.

4. – Deben tratar de convencerrlos que se alejen de las prácticas religiosas confesionales.

5. – No deben educar a sus hijos en colegios congregacionistas.

7. – Es obligación de todo massón contribuir a impulsar un movimiento de opinión en favor del laicismo en todas sus manifestaciones, especialmente en la enseñanza y en el desarrollo de la cultura nacional y en la organización de actos públicos y estatales.

9. – El temario sobre el laicismo a tratarse en el Congreso Internacional de

problemas de la libertad, democracia y educación. El 1aicismo y la mujer.

13. – En el mundo profano se iiniciará un movimiento en favor del laicismo en la prensa, radio, revistas, periódicos o impresos ocasionales. Se apoyará a todo partido o institución gremial, sindical o social que defienda el laicismo, la libertad de conciencia y de pensamiento, la enseñanza y la moral laicas.

Se apoyará especialmente la campaña a favor de :

a) La ley de divorcio con disolución de vínculo.

b) La igualdad absoluta de los hijos ante la ley.

c) La participación tributaria de las iglesias en las leyes impositivas.

d) La derogación de la ley que permita la enseñanza religiosa en las escuelas, y de toda disposición oficial que impida o restrinja una enseñanza neutral.

14. – Se recomienda prestar tooda su colaboración a A.L.A.S. (Asociación Laica para América del Sur), que la masonería ha impulsado, y a las demás organizaciones que se funden para dar a conocer el laicismo.

II. – Penetración clerical.

l. – El momento actual exige que la Orden Masónica se ponga en pie de acción para combatir al clericalismo.

III – Problema educacional.

10. – No debe impartirse en los colegios del Estado una

religión determinada.

12. – La educación particular sólo debe impartirse con la orientación, planes y programas señalados y controlados por el Estado.

V. – También se acordó:

1. – Constituir una comisión coompuesta por los legisladores y funcionarios docentes masones para que, de acuerdo con el departamento de Acción Masónica y bajo la dirección del jefe de su Organismo Coordinador, realice las conclusiones expuestas sobre laicismo, penetración clerical y política educacional, e impida el dictado de leyes que vulneren los principios de la Orden.

De este congreso surgió el Comité de Acción Laica para América Latina con sede en Chile. Las ponencias aprobadas fueron:

2. – Una escuela sin dogmas.

3. – La coeducación de los sexos.

4. – La supresión del ejército permanente.

5. – Laicizar la sociedad, el Estado y la escuela.

En 1944 el Gran Maestre de la masonería chilena, René García Valenzuela – cuya esposa dirige actualmente la masonería femenina de su país – ordenaba a los «hermanos» en su programa-mensaje, que debían luchar por «la defensa del Estado docente y la instrucción laica; la desfanatización clerical del niño y la mujer y el reafianzamiento de una moral laica» [32] .

Los masones reunidos en la Asamblea General del Gran Oriente de Francia – que ejerce tanta influencia en la educación y cultura argentinas – han renovado, en setiembre de 1951, este «solemne juramento de laicidad» en su «guerra implacable contra el clericalismo romano». «Puestos en pie y en orden» – dice el informe – prestaron solemne juramento de «defender con todas sus fuerzas, en todo momento y en cualquier lugar, el ideal y las instituciones laicas : expresión suprema de los principios de la razón, de la tolerancia y de la fraternidad». Allí afirmó el masón Cheval : «La idea del laicismo es nuestra misma substancia»,

En el convento del Gran Orientee de 1923 trazaron el siguiente programa : «Debemos ejercer decidida influencia en los clubes deportivos, en los campamentos de boys scouts, en las organizaciones de campings juveniles, en las excursiones turísticas, en las sociedades artísticas y en todo tipo de asociación que atraiga a la juventud», La sesión se clausuró con una declaración por unanimidad de votos a favor del «monopolio escolar por parte del Estado y por el sostén de la escuela única» [33] .

En el convento de 1930 ya habían declarado categóricamente que «defender el laicismo es defender la República y la Masonería».

Finalmente, en su proyecto de reforma de la enseñanza, presentado en la asamblea de 1952, propusieron : «Anulación de las leyes Falloux, Marie y Barangé (sobre enseñanza libre y religiosa, etc,) ; aplicación estricta de las leyes laicas sobre la sepa ración de las iglesias y del Estado; introducción de las mismas leyes en los departamentos del Este y en los territorios de ultramar, y expulsión de las congregaciones. En espera del gran desquite que debemos preparar con energía y lograr, tenemos que sostener el principio de la nacionalización de la enseñanza por medio de la represión y, como consecuencia, la supresión de las escuelas privadas, sean o no confesionales».

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7. Ultimas resoluciones de las Conferencias Masónicas Interamericanas

En la Primera Conferencia Interamericana de la masonería, reunida en Montevideo en abril de 1947 y organizada por el Gran Maestre chileno René García Valenzuela, se llegó a las siguientes conclusiones :

I. – a) La Francmasonería y la Democracia están de acuerdo en considerar ambos conceptos como libertad de conciencia y libertad de pensamiento, c) La francmasonería considera el laicismo de la sociedad (secularización) como un progreso en la historia de la humanidad. d) La educación es una función de Estado, al que corresponde desarrollar y orientar las capacidades del individuo. e) Propiciar la separación del Estado, de las Iglesias. La función estatal y la religiosa deben guardar absoluta independencia.

f) La Orden no puede considerar el sufrimiento humano como el resultado de un pecado original.

II. – b) El sentido antidogmático de la Orden debe inducirla a impulsar y ayudar todos los movimientos que tiendan a la emancipación de la mujer del yugo dogmático propiciado por determinadas confesiones religiosas. (Léase: Iglesia Católica).

c) Crear instituciones educacionales o influir en las existentes para realizar obra esencialmente laica y detener el avance de las de carácter dogmático.

d) Propender a la organización de entidades de acción laica populares y permanentes para enfrentar constantemente la obra de la acción católica, procurando la vinculación internacional de dichas entidades. Al terminar la Conferencia se estableció que la «Confederación tiene como finalidad fundamental contribuir con todos los medios a su alcance al desenvolvimiento y consolidación del ideal universalista de la francmasonería».

Los delegados argentinos en esta Conferencia universalista fueron: Fabián Onsari, Ricardo Carrasco, Luis San Luis, Pedro A. Rome, Alberto T. Mazziotti, Miguel Servera, Juan Frassinetti, Mauro Nasaelli, Virgilio A. Lasca, Juan Iniesta, Osías Kodva loff, Manuel G. Armengol, Manuel Blasco Garzón, Jorge Peano, Susto Prieto [34] .

El Gran Maestre de la Masonería Argentina, Domingo Sanfeliú, en su Mensaje anual del 7 de julio de 1955, publicado por la revista «Símbolo» en su entrega de mayo-agosto de 1955, alude a lo resuelto en la Segunda Conferencia Interamericana de la Masonería, reunida en México en 1952.

De tal documento oficial de la masonería argentina dirigido a todos los masones de la República y leído ante la Asamblea General de la Orden, extractamos lo siguiente: «…En la segunda conferencia interamericana de la masonería se estudió con mucho detenimiento la implantación del laicismo en los países americanos y se acordó por unanimidad iniciar una campaña para crear un clima favorable entre las poblaciones que permitiera la realización de algunas de las aspiraciones laicas que auspicia la masonería, como son :

a) La ley de divorcio con disolución de vínculo.

b) La igualdad absoluta de los hijos ante la ley.

c) La participación de las iglesias en el cumplimiento de las

leyes tributarias.

e) La separación, real y efectiva del Estado y la Iglesia.

Los puntos a), b), c) .. son ya una realidad en nuestro país (recuérdense las leyes arbitrarias de Perón en su persecución a la Iglesia) ; nos faltaría materializar solamente el punto el … Para conseguir el triunfo total de esta aspiración, considero que es deber de todo masón colaborar en todo movimiento de opinión en favor del laicismo, especialmente en la enseñanza… debiendo apoyar toda institución que defienda el laicismo, la libertad de conciencia y de pensamiento… En este sentido hago un pedido especial a los Hermanos Delegados para que sus respectivas Logias apoyen toda acción encaminada a formar un ambiente favorable a la modificación de nuestra Constitución Nacional…» Huelgan los comentarios.

La misma revista, en su número del mes de diciembre de 1954, publica la siguiente declaración de la Asamblea del Supremo Consejo de la Orden presidida por el Soberano Gran Comendador Fabián Onsari : «Se recomienda que todos los hermanos y los cuerpos subordinados cooperen, en todas las ocasiones que se presenten, para sostener la laicidad del Estado y en especial de la enseñanza pública».

Cuando la masonería argentina cumplió 75º aniversario de su creación oficial celébrose una «tenida magna» el 1º de septiembre de 1933, y el orador, doctor Carlos Rodríguez Brito, Gran Maestre de la Orden, dijo: El Gran Oriente, constituido en 1858. practicó obras que beneficiaron a la sociedad argentina en la obtención de leyes liberales y más en armonía con los principios humanitarios de la masonería. Si bien se ha obtenido la enseñanza laica, desgraciadamente faltan aún algunas leyes de trascendental importancia como la del divorcio, por la cual la masonería ha batallado intensamente, apoyando la campaña iniciada (en el Congreso de 1901) por el «hermano» diputado nacional doctor Olivera… Somos depositarios de la obra realizada por el Gran Oriente Argentino (GOA), y este precioso legado… debe ser el acicate para nuestras futuras tareas… Está encendida la antorcha que debe iluminar la razón de la humanidad para desterrar los fanatismos, la superstición y la ignorancia… Es deber nuestro preocuparnos… para obtener por la propaganda y difusión en la sociedad profana, las modificaciones necesarias a las leyes comunes y a nuestra Constitución Nacional…».

En la Tercera Conferencia Interamericana de la Masonería Simbó1ica celebrada en el Capitolio Nacional (palacio legislativo) de la ciudad de La Habana (Cuba), a fines de febrero y principios de marzo de 1955, se redactaron los estatutos de la Confederación Masónica Interamericana (C. M. I.) ; se estableció la fundación de las instituciones paramasónicas de mujeres (acacismo : hijas de la acacia) y de jóvenes de 14 a 21 años (ajefismo : asociación juvenil esperanza de la fraternidad) ; se determinó que la próxima conferencia se realizaría en el mes de abril de 1958 en Chile y se eligieron las nuevas autoridades del Consejo Representativo de la entidad. Período 1955-1958: Dr. Carlos Piñeiro, Gran Maestre de la Gran Logia de Cuba (presidente) ; Lic. Eugenio Maldonado, Gran Maestre de la Gran Logia «Valle de México» (vicepresidente zona Norte: México) ; Sr José Bloise, Gran Maestre de la Gran Logia Puerto Rico (vicepresidente zona insular: Antillas) ; Sr. Edwin Wenzel, Gran Maestre de la Gran Logia de Costa Rica (vice-presidente zona central : Centroamérica) ; Sr. Abraham Mora, Gran Maestre de la Gran Logia de Colombia (vicepresidente zona A de América del Sur : Colombia, Brasil, Ecuador, Venezuela) ; Dr. Gilberto Morey Sotomayor (gobernador del Rotary de Lima), Gran Maestre de la Gran Logia del Perú (vicepresidente zona B de América del Sur: Perú, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina) ; Sr. Sergio González Parodi, Gran Maestre de la Gran Logia de Chile (Gran Secretario Ejecutivo).

El artículo 5º de los estatutos dice: «La C. M. L realiza sus objetivos a través de los siguientes organismos : La Gran Asamblea Masónica Interamericana, el Gran Consejo Representativo y la Oficina Permanente, al frente de la cual se halla el Gran Secretario de las deliberaciones tomadas en esta Tercera Conferencia de la Masonería Interamericana publicamos las siguientes: «En su acción cultural y en defensa del laicismo la C. M. I. Deberá:

l. – Organizar la lucha contra el oscurantismo, la reacción y la dicta dura intelectual (ya sabemos cómo se traducen estas palabras) ;

2. – Organizar un congreso interamericano de educadores masones para orientar la lucha en favor del laicismo en la enseñanza ;

3. – Ratificar los acuerdos adoptados en la Primera y Segunda Conferencias en relación con el laicismo, y recomendar a las Grandes Logias la organización de todas las gestiones que fueran necesarias en defensa del laicismo en la América;

4. – Propiciar un mejor entendimiento entre las diferentes familias de la Franc-masonería Universal para emprender en el mundo una cruzada más activa en contra de la intolerancia y el fanatismo» (Léase : contra el dogma, la moral y la jerarquía de la Iglesia Católica)».

En La Habana también tuvo lugar, en 1956, la Séptima Conferencia Internacional de los Supremos Consejos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que resultó ser la más importante de todas.

A ella asistieron los Grandes Comendadores de Francia, Estados Unidos, Bélgica, Brasil, Perú, Venezuela, Cuba, México, Chile, Guatemala, Grecia, Suiza, Canadá, Turquía, Ecuador, Holanda, Panamá, Alemania y Finlandia. No asistieron : Inglaterra, Irlanda, Escocia, Austria, Bolivia, Santo Domingo y Argentina (por fallecimiento de Onsari, su Gran Comendador). No pudieron asistir por falta de reconocimiento universal : Uruguay, Italia, Egipto y Costa Rica. Estuvieron representados : el Paraguay, Colombia y España en el exilio.

Bajo la presidencia del Gran Maestre de la masonería de Chile, Aristóteles Berlendis Sturla, secundado por el Gran Secretario Sergio González Parodi, los Grandes Maestres de las Grandes Logias latinoamericanas, observadores de los Grandes Orientes de Francia y de Bélgica y de las Grandes Logias de Inglaterra y Estados Unidos y representando a la Argentina su Gran Maestre Agustín Alvarez, sesionó en Santiago de Chile, del 14 al 20 de abril de 1958, la Cuarta Conferencia Interamericana de la Masonería.

En el 5º tema sobre «Defensa del Laicismo» se acordó lo siguiente :

«1. – Ratificar todos los acuerdos sobre laicismo tomados en las tres conferencias ya celebradas.

2. – Mantener un constante movimiento de Acción Laica en los respectivos países.

3. – Crear y mantener un organismo para masones totalmente profano, para que active y realice todos los ideales del laicismo.

4. – Frente a las actividades de la Iglesia Católica Romana, que vulneran constantemente los principios del laicismo, comprometerse a estudiar en los respectivos países tales actividades y las causas de su expansión, con el objeto de proponer medidas que contrarresten esa acción.

5. – Sancionar a los masones que en su actividad profana o en el ejercicio de sus funciones públicas realicen actos violatorios de los principios laicistas.

6. – Las Grandes Logias divulgarán los principios masónicos por todos los medios a su alcance y por intermedio de los organismos paramasónicos de Acción Laica.

7. – Fomentar y facilitar el ingreso a la masonería de los integrantes del magisterio con espíritu laicista, como también de universitarios y obreros de probada fe democrática.

8. – Crear institutos docentes laicos y establecer becas para alumnos carentes de recursos.

9. – Formar una editorial para publicar una revista ilustrada de carácter popular para la difusión de principios y alusiones que satisfagan objetivos masónicos y editar una enciclopedia liberal para contrarrestar la acción nociva de las actuales que sirven finalidades dogmáticas.

10. – Establecer una cotización anual destinada a integrar el Fondo de Acción Laica para obras nacionales e inter-potenciales».

En tal oportunidad señalóse la nueva táctica de la masonería con la que coinciden también las últimas consignas del comunismo internacional, a saber: Los masones deben procurar el laicismo en todos los órdenes y los comunistas la subversión del orden social como terreno apto para sus intentos finales. La consigna es la siguiente: «Intensificar la campaña laicista por intermedio de los diversos partidos políticos influenciables. Tratar de apaciguar la alarma de la Iglesia Católica contra la masonería evitando la acción masónica directa. Incrementar la acción conducente al quebrantamiento de la unidad de los movimientos obreros para apresurar luego su copamiento. La masonería y el comunismo persiguen momentáneamente el mismo objeto en América latina, por lo cual debe procurarse la mayor armonía en la acción sin que aparezca públicamente su alianza» [35] .

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8. Congresos de Acción Laica

El Primer Congreso Argentino de Acción Laica se realizó en Buenos Aires del 18 al 21 de diciembre de 1947, «contra la reacción obscurantista y la penetración clerical en todos los órdenes de la vida civil» [36] .

Según las circulares fue convocado para tratar la «separación del Estado y la Iglesia, y luego la Educación Pública y el Sistema Federal Argentino». Es menester «presentar un frente único del laicismo a nuestro poderoso enemigo la Iglesia Católica y oponerse a los concordatos con la Santa Sede, pues importan un menoscabo para la soberanía de la nación ; e impedir la agremiación obrera patrocinada por la Curia».

Sesionó en el local del Ateneo Liberal Argentino, contiguo al templo masónico del GOFA, calle Sarmiento 1876, donde había sido creada la institución de la Acción Laica Argentina el 22 de diciembre de 1946.

En 1947 era presidente de tal organismo el doctor Manuel G. Armengol, que presidió también el congreso. Era venerable de la logia masónica «Prometeo» y actualmente es presidente del Instituto de Relaciones Culturales Argentino-soviético (IRCAU). Entre los congresales se hallaban como vicepresidente, Agustín Alvarez (que fue Gran Maestre de la masonería) ; secretario general, Mario I. Flores; secretario de actas, Wáshington Lalanne; tesorero, Adán F. Sosa; protesorero, José Barese, secretario de publicidad, Dardo B. Jacomelli ; vocales : Fabián Onsari (que fue Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo grado 33), doctor Hilmar Di Giorgio de la Logia José de San Martín del GOFA y ex rector de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, dependiente de la Universidad de Buenos Aires ; Julio Rubén Sabanés, Carlos E. Cisneros, Julio Luis Peluffo, Juan José Díaz Arana, Patricio E. López, Omar A. Lassaga, Julio R. Barcos, Pablo Barrenechea, Jorge Afhalo, Carlos Groussac, Manuel Vásquez, Jorge Thenon, Julio Passerón, Luis Bergonzelli, Alberto Iribarne, Francisco Logiovine, Margarita V. de Oliver, Edmundo H. Culino, Bienvenido Roque, Oscar González, Tomás O. Ratto Valerga, José Mas, Alcira de la Peña (dirigente comunista), Delia Etcheverry (inspectora de escuelas y socialista), Julio D’Amato (comunista), Walter Costanza (masón y socialista), Jerónimo Corrales, Cesáreo Rodríguez, etc….

Preparando este congreso, el masón Pablo Barrenechea despotricaba en el Centro Republicano Español contra la «influencia maléfica de los representantes del dogma, agazapados en la oscuridad para atentar en momento oportuno contra las libertades públicas… La Iglesia no ha descansado y, cuando menos se esperaba, dio el zarpazo a la escuela argentina destruyendo su espíritu eminentemente laico y democrático» [37] .

En el año 1949 los delegados del GOFA, ante la Gran Logia de Chile, Ricardo Bassi, Agustín J. Alvarez, Osías Kodvaloff, Virgilio A. Lasca, Pablo Berrenechea, Narciso Mora y Cristóbal R. Solari expresaron categóricamente el 1º de abril: «Deseamos en toda América una escuela laica, independiente de todos los cleros, ajena a toda concepción teológica, libre de tutelas dogmáticas». Allí se convino la realización del Primer Congreso Internacional del Laicismo que se efectuó en Montevideo en abril de 1951, «contra la intolerancia y el dogmatismo, la demagogia, el militarismo y el clericalismo que nos amenazan a todos por igual». En su Proclama para la reunión, titulada «Llamado a los masones de América», decían los masones argentinos, chilenos y uruguayos : «La familia masónica no puede permanecer indiferente frente a uno de los signos más desoladores de este momento; a saber: la creciente penetración, por país de la Iglesia Católica, en los órganos de la vida democrática del continente y la neutralización de los sentimientos y práctica del laicismo. Nuestro imperativo es definido: ocupar las vanguardias activas en las luchas contra el dogmatismo… Estamos seguros que todos responderéis a este movimiento de emancipación laica contra el oscurantismo confesional, para evitar que las nuevas generaciones crezcan en un ambiente de inhibiciones espirituales y de opresión mental». En tal visita de confraternidad masónica argentino-chilena, dijo Ricardo A. Bassi, masón del GOFA y diputado de la Unión Cívica Radical del Pueblo; «La Iglesia ha sido la inspiradora de todos los totalitarismos, y en su afán de dominar las conciencias ha sido la aliada permanente de los dictadores y de los traidores… (Por otra parte) el valor fundamental de la masonería es su influencia en el mundo profano. Todos los pueblos se han inspirado en ella».

En este año de 1949 se fundó también la revista LIBERALIS, «vehículo de difusión ideológica de los principios laicistas, liberales y masónicos, sustentados por las logias en el orden docente, político y social».

Con respecto a religión enseña «Liberal'» que «ninguna religión vale lo que la ciencia ni ninguna moral es superior a la que ella enseña. La moral de la religión entraña siempre una idea de lucro por sus dioses sobornables. Un clero especializado es el agente intermediario de esta explotación organizada de la ignorancia pública» [38] .

En esta revista promasónica colaboran entre otros: Roberto F. Giusti, Josefina Marpons, Carlos Sánchez Viamonte, Francisco Vera, Agustín J. Alvarez, Francisco Ayala, Luis Aznar, José P. Barreiro, Pablo Barrenechea, Alberto Bayet, Manuel Blasco Garzón, Eduardo B. Busso, Jorge Marcelo Benchetrit, Héctor C. Beltrán, Bernardo Canal Feijoo, Juan Canter, Fabián Castillo, José Manuel Conde, Juan Cuatrecasas, Dardo Cúneo, Hilmar D. Digiorgio, Jorge Demary, Carlos Alberto Erro, Florencio Escardó, Vicente Fatone, Rodolfo A. Fitte, Gustavo González, Juan José Guaresti, Enrique Hevia Azpiri, Eduardo L. Holmberg, Osías Kovadloff, Roque Lanús, José Luis Lanuza, Elio C. Leyes, Alberto L. Merani, Alvaro M. Martinez, Manuel Mujica Láinez, Ernesto Nelson, Martín Noel, Arturo Orgaz, Julio Passerón, José Peco, Roger Pla, Justo Prieto, Agustín Rivero Astengo, Ricardo Rojas, Enrique Rojas Vela, J. Rovira Armengol, Francisco Romero, José Luis Romero, Mario J. Ruzzo, Abraham Scheps, Roberto Schumann, Nelly Saglio, Eduardo F. Sánchez Zinny, Diego A. Santillán, Pedro Smolensky, Aníbal Silva Garretón, Ernesto Sábato, Sebastián Soler, David Tieffenberg, Arturo Torres, Oscar A. Troncoso, Peter Viereck, C. Villa lobos Domíguez, Ernesto Walker Espina, Lautaro Wagner, Eduardo Zamacois, Luis Jiménez de Asúa, Luis Mario Lozada, Karl Jaspers, Reinaldo Hume, etc…. El administrador de la revista era Celestino Garrot, venerable maestre de la logia masónica «Sol de Mayo», fallecido el 23 de febrero de 1958 [39] .

El Tercer Congreso de Acción Laica tuvo lugar en Buenos Aires del 8 al 11 de diciembre de 1949, como preparación al Congreso del Laicismo celebrado en Montevideo en 1951. La presidencia la ocupó la dirigente socialista Alicia Moreau de Justo, fue vicepresidente el masón Pablo Barrenechea y secretarios Nellv V. Saglio y Patricio López. Integraban las comisiones : Agustín Alvarez, Angel Bassi, Carlos Sánchez Viamonte, Hilmar Digiorgio, Delia Etcheverry, María Rosemblat M. López Etchebehere…

Allí se aprobó este florilegio de dogmas masónicos laicistas : «El laicismo es la expresión histórica de la lucha de la humanidad por la conquista de la libertad. El carácter laico de la emancipación americana es incuestionable. La Acción Laica Argentina aspira a la reconquista de la ley 1420 y a la separación de la Iglesia y el Estado. La cultura integral de la mujer deberá basarse en los principios del laicismo. El laicismo, al emancipar la mente humana de las verdades reveladas, estimula el progreso de la ciencia. La libertad política se concreta en la elección del gobierno propio fuera de todo concepto sobrenatural. La religión, cuando influye en el orden de los problemas temporales, menoscaba la libertad y la cultura. La tarea permanente del laicismo consiste en la afirmación de la cultura frente al mito religioso».

El congreso propicia : «lº Una escuela sin dogmas, y 2º Una escuela en que la coeducación sea la base para una verdadera y fértil comprensión entre hombres y mujeres. El congreso recomienda luchar por la sanción de la ley de divorcio absoluto y que cuando proceda la internación de un menor no sea en colegio religioso».

El Cuarto Congreso Nacional de Acción Laica Argentina se celebró del 14 al 17 de diciembre de 1950. Previamente, bajo los auspicios de la Liga Argentina de Cultura Laica y del Ateneo Liberal Argentino, se realiza en dos actos ; uno en la Casa del Pueb1o (sede central del Partido Socialista) con la intervención de Pablo Barrenechea, la profesora socialista María Berrido y el socialista Carlos Sánchez Viamonte ; y el otro en la sede del Ateneo Liberal Argentino, contiguo al GOFA, donde hablaron Abraham Gurne por la Liga de Educación Laica y los masones Enrique G, Broquen (comunista) y Dardo Cúneo (socialista). Presidió nuevamente el congreso la doctora Alicia M. de Justo, fue vicepresidente primero el doctor Ricardo A. Bassi, vicepresidente segundo el doctor Agustín J. Alvarez, tesorero Jorge Aphalo, secretaria general la profesora Nelly V. Saglio y secretario de publicidad Mario Raiter Integraban las comisiones, además de los nombrados y otros masones del GOFA, los siguientes : Esteban Rondanina, Juan José Díaz Arana, Nicolás Repetto, Roberto Caracciolo, Orestes Ciatino, Delfina V. de Ghioldi, Julio S. Passerón, Jorge Marcelo Benchetrit, Aurelia Bouthet Chapuy, Delia Etcheverry, Daniel Rawson Dovan, Susana Larguía, Enrique Corona Martínez, Guillermo Korn, Hugo Ferrando, Olga Cossettini, Cristina de Aparicio, Patricio López, Edmundo H. Culino, Oscar M. F. González, José Belbey, Marcelo Castresana, Francisco Logiovine, Américo Foradori, Daniel Ustarroz, Arturo Tijter, Luis Bergenzelli, Silvano Santander, León Durán, Germán Sánchez…

De las declaraciones del congreso extractamos las siguientes frases : «La enseñanza de los relatos bíblicos es anacrónica, inmoral y contraria a la razón y al régimen republicano y democrático de gobierno. La escuela laica es la única formadora del hombre libre. La coeducación debe practicarse en todos los grados de la enseñanza, desde el jardín de infantes a la universidad, como medio contra el dogma y los prejuicios. La educación sexual debe impartirse en forma eficaz y completa, como conquista de la propia libertad espiritual…» [40] .

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9. Damas blancas o masonería femenina del acacismo chileno

Del 12 al 14 de octubre de 1956 en Concepción de Chile tuvo lugar la Segunda Convención Nacional de la Asociación de Centros Femeninos de la masonería, cuya orden del día – según el Boletín Oficial de la Gran Logia de Chile, Nros. 1 y 2 de 1957 – dice así : «lº – Himno masónico de Mozart. 2º – Discurso del jefe del Departamento de Acción Masónica, el cual expresó lo siguiente : «Los Centros Femeninos son creaciones de las logias, a las logias pertenecen y de las logias reciben su orientación doctrinal y su inspiración social… Son una prolongación de las logias para ayudarlas a extender su acción masónica en el mundo profano. 3º – La presidenta de tal asociación nacional de centros femeninos dijo: «Los masones y los familiares femeninos de masones lucharán codo a codo por una Humanidad mejor con la misma bandera y dentro de un hogar íntegramente masónico. En esta forma, los hijos entrarán a la vida imbuidos del ideal masónico… Por ahora, nuestro papel debe limitarse a colaborar con los masones, sin pretender penetrar sus misterios, hasta que adentrándonos poco a poco en el campo de las ideas nos capacitemos para actuar, abierta y conscientemente, en el terreno filosófico. Ellos determinarán cuándo estaremos aptas para esa nueva etapa definitiva que nos corresponde».

Este movimiento del «acacismo», que dirige la señora María Molina de García Valenzuela, presentó el siguiente temario a la Convención :

«I. – Formación de los hijos del hogar masónico e influencia de éste en la sociedad.

1º – En la educación : Liberarlos de prejuicios, oponiéndose al fanatismo donde el dogma ha entumecido el espíritu.

a) y b) Nosotras deseamos el colegio esencialmente laico y que junto a él funcionen los boys-scouts, clubes juveniles y centros de excursiones, para recuperar este terreno que la masonería ha perdido.

c) Defendemos el Estado docente y combatimos la Iglesia docente.

d) Recomendamos a las socias la no asistencia de sus hijos a las clases de religión.

e) Censuramos a los masones que educan s sus hijos en colegios congregacionistas.

2º – En la sociedad : Insistimos en la necesidad de que, junto a cada logia femenina, funcione un centro femenino con el objeto de formar la Gran Familia Masónica, y que en lo posible ingresen en ellos la totalidad de los familiares femeninos.

Il. – Conclusiones de temas libres.

1. – La mujer, centro del hogar, debe ser elemento libre de prejuicios y de dogmas.

3. – Luchar decididamente por generalizar el Estado docente, haciendo realidad la Educación Laica.

4.- Fomentar las agrupaciones juveniles para evitar que nuestros niños sufran la influencia de la acción clerical.

5. – Destacar a nuestras socias en las instituciones profanas para que influyan en pro de las principios que sustentamos».

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10. Rudo golpe de efecto momentáneo

En «Política Argentina» leemos: «La masonería, habiendo perdido su reinado en la Argentina (1943-1945), donde siempre pudo colocar a sus hombres en los puestos claves de la vida pública ; aprovechó desde temprano la mediocridad, incapacidad y obsecuencia de los colaboradores de Perón, para conquistarlos a base de honores, dinero y halago de las bajas pasiones. De esta manera, el elemento masónico, apostado dentro del gobierno, con ministros, jefes de las fuerzas armadas y de la policía federal, altos funcionarios de la administración, senadores, diputados, diplomáticos, va suplantando, astuta y paulatinamente al equipo de los colaborado res adictos, hasta arrebatar al presidente depuesto la iniciativa gubernamental» [41] .

El Jefe de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación (1948-1949), contraalmirante (R.) Guillermo Plater, en su libro «Una Gran Lección», página 158, nos recuerda que «en el Gobierno habla varios masones conocidos, y actuaban otros en el Congreso; y que al gobierno de Mendoza se achacaba estar completamente dominado por la masonería».

Masones fueron, entre otros, el vicepresidente de la Nación Liberto Teissaire, el ministro de Educación Armando Méndez San Martín, el ministro de Salud Pública Raúl Bevacqua, Apold, y tantos otros que sirvieron de cabeza de puente para la catástrofe final, de la cual, por otra parte, supieron sacar un suculento dividendo para repartirse el 13 de noviembre, tras la defenestración del general Lonardi. El doctor Raúl Bevacqua falleció el 7 de setiembre de 1960, en Salto, en un accidente de Aerolíneas Argentinas, quemado vivo en el aire. El fue quien facilitó los camiones, los ordenanzas y la nafta para la quema de las iglesias céntricas, favoreciendo la operación desde el edificio de Salud Pública, a pocas cuadras del teatro de los hechos, También suministró los jeeps a los aliancistas para su propaganda, sus atropellos callejeros y sus energúmenas recorridas por la ciudad. Tres años antes había fallecido el doctor Méndez San Martín, en una habitación solitaria de un hotel de San Pablo en Brasil, donde fue hallado en descomposición, al finalizar la Semana Santa de ese año.

Tal influencia ya es predominante en 1949 y sigue su línea ascendente hasta desembocar en la aplicación progresiva del plan masónico con los hechos, leves, decretos y resoluciones ministeriales que todos conocimos en 1954 y 1955.

Se intensifica la propaganda protestante, se legaliza la prostitución, se multiplican los centros espiritistas de las escuelas científicas Basilio – que hoy cuentan con 200.000 afiliados -, crece pavorosamente la influencia judía, se inicia la corrupción sistemática de la juventud (U. E. S.), se prepara la bolchevización de las masas proletarias (C. G. T.) y, llegado el momento, la masonería ordena la ofensiva final contra la Iglesia, con los ataques a la jerarquía y a los colegios católicos, las blasfemias, las calumnias encarcelamientos, destierros, impresos difamatorios, vejámenes de toda clase e incendio de los templos con sus profanaciones y sacrilegios. Se encarcela a más de trescientos sacerdotes en Villa Devoto y en comisarías provinciales (entre ellos a los monseñores De Andrea, Franceschi y Plaza), y se concede piedra libre para el degüello, según estas consignas vertidas por Perón ante las masas fanatizadas : «El día que se llame a colgar yo estaré al lado de los que cuelguen .. Con un fusil o un cuchillo matar al que se encuentre… Levantaremos horcas en todo el país para colgar a los opositores… Distribuiremos alambre de fardo para colgar a nuestros enemigos… Responder a la violencia con una violencia mayor .. Por cada uno de los nuestros que caiga, caerán cinco de los de ellos…» Exiliado en Madrid dirá: «Al amigo todo al enemigo ni justicia» ; al retornar en noviembre de 1972 sus consignas permanecen en pie ; pues, al repetirlas sus adictos, no sólo no las repudió sino que las escuchó con satisfacción ; arrepintiéndose únicamente según dijo – «de no haber degollado, en su momento, a medio millón de argentinos». Nos consta que Franco advirtió a Perón de estas infiltraciones masónicas, y el portador del mensaje recibió como contestación la respuesta siguiente: «Dígale que no se preocupe, pues cuento con un equipo que me tiene al tanto de todo».

Idéntica advertencia le había hecho Mussolini al General Primo de Rivera, antes de 1930, basándose en documentos requisados en las logias de Italia. «O España cierra el paso a la masonería – le decía el Duce – o ésta acabará a plazo fijo por derribar a la Corona y destruir a España» [42] .

En el primer momento del gobierno surgido el 4 de junio de 1943, la masonería sufrió un rudo golpe, pero el efecto fue momentáneo ; pues la insinceridad de Perón le permitió al poco tiempo su reconquista del poder en el gobierno argentino.

«Perón no fue repudiable principalmente por el totalitarismo y por el marxismo de su gobierno arbitrario, discrecional y despótico – leemos en «Política Argentina» ; lo fue sobre todo por su encanallamiento sistemático, que le empujaba a usar las mejores banderas (de la justicia social, de la soberanía política, de la recuperación económica y de la enseñanza religiosa en las escuelas), para bastardearlo todo y poder así obtener dominación y poderío sobre ruinas físicas y morales. Este programa con que galvanizó a las masas desheredadas fue pretexto para ejercer una infame y canallesca tiranía».

Monseñor Alfonso Buteler, obispo de Mendoza, dio la voz de alerta en su pastoral del lº de noviembre de 1948.

«La masonería – dice el documento – merece, por sus fines, aquella calificación que del comunismo ateo hiciera ya el Papa Pío XI. Es intrínsecamente perversa : odia a Cristo con la misma intensidad que lo odia el comunismo. Busca la destrucción de la Iglesia con la misma satánica tenacidad. En nuestra patria se halla dedicada al sabotaje de toda iniciativa cristiana de nuestros gobernantes. Para el catolicismo la masonería importa una vanguardia del Anticristo. Con ella no hay concordancia posible. Denunciarla como el enemigo máximo de la Iglesia y de la Patria es un grave deber».

La Gran Logia Araucania de Chile, en ese mismo mes y año, escribía a sus «hermanos» sudamericanos lamentando que los masones argentinos no podían «trabajar» como hubieran deseado, pero los consolaba con estas palabras: «Confiad en un próximo amanecer que ya se vislumbra. Tened presente en todo instante el voto solemne de no someteros al despotismo intelectual religioso, quien fuera que sea el que encadene la conciencia y sujete el libre pensamiento. Sed prudentes como Nuestra Serpiente Sagrada, cuya cola veréis siempre ceñirse en torno a su presa con la suavidad de una caricia amorosa» [43] .

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11. La Iglesia frente al peronismo

En el libro La Iglesia frente al Peronismo de Ludovico García de Loydi analiza el autor la doble personalidad de Perón que, por una parte, defiende al nacionalismo católico y, por otra, apoya al liberalismo internacional integrado por las fuerzas liberales, masónicas y marxistas; o sea, «a los dos imponderables en pugna que han escrito, hasta nuestros días, la Historia Argentina».

Nos habla del «primer» Perón, o sea, del «Coronel» con su justicia social conforme con los postulados del cristianismo ; y del «segundo» Perón, o sea, del «General» con su cesarismo egolátrico, con su camarilla de ministros y consejeros «gobernados por las logias masónicas» ; y con su C. G. T. «dirigida por republicanos españoles, asesinos todos de sacerdotes y monjas y sacrílegos incendiarios de templos y conventos» [44] .

Más adelante nos dice que Perón «desató la más infame persecución religiosa que registra nuestra Historia Nacional, porque la Iglesia jamás admitió doblegarse, ante el despotismo»; y lo prueba satisfactoriamente con documentos que abarcan el decenio 1944-1954. «A pie firme, la Iglesia soportó el embate hasta vencerlo; sin claudicaciones, sin huir del campo de batalla, y esto durante casi diez años» [45] .

En el Congreso Nacional el diputado radical Rodolfo Wiedmann corroboró esta afirmación diciendo que «se ha querido usar a la Iglesia como un instrumento de lucha política, y al ver que ese recurso no producía los resultados esperados por el Régimen se inició una controversia que se ha llevado al terreno publico con el único propósito de castigar, de esta manera, la rebeldía espiritual de quienes no quisieron atar sus conciencias al carro del despotismo», en consonancia con lo solicitado por Perón a los obispos argentinos el año 1948 [46] .

Ya en febrero de 1948 la Revista Eclesiástica de Buenos Aires publicaba la siguiente condenación de los primeros atropellos del Presidente: «Ha habido prepotentes tiranos que intentaron sepultar a la Iglesia, y traidores como Judas que les han secundado en la criminal empresa. La Iglesia es un yunque donde se han gastado muchos martillos… Ella no morirá. ¡Es inmortal!»

El 24 de junio de 1949 escribía el Cardenal Copello en su Pastoral : «Toda suerte de tiranías han querido destruir la Iglesia, pero Ella, a pesar de las más variadas persecuciones, desde las más evidentes hasta las más solapadas, las ha superado» [47] .

Y en la Pastoral Colectiva del 30 de octubre del mismo año decían los obispos argentinos : «Muchísimos cristianos son meros espectadores de un combate ya generalizado y agudo en todas partes entre las tinieblas y la luz, entre el error y la verdad, en el cual se juegan los derechos más sagrados a la vida, a la libertad de servir y honrar a Dios y de pertenecer a su Iglesia, y de disponer libremente de sí mismos y de sus bienes. Hay que sacarlos de su ignorancia y de su sopor iluminando sus conciencias para que reaccionen, asumiendo la parte de responsabilidad que les corresponde y a la cual no pueden renunciar sin cometer una verdadera traición a sus promesas bautismales» [48] .

«Cuando los hechos estuvieron en pugna con las palabras, la Iglesia habló ; habló con jerarquía y dignidad sin embanderarse en mezquinos pleitos políticos ni dejarse llevar por el rumor de las gentes» [49] .

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12. Regocijo general de los «hermanos»

Cuando Perón desató su persecución religiosa, inmediatamente de todas partes le llegaron a él y a los masones argentinos las más calurosas y sectarias congratulaciones. Veamos algunas de nuestros vecinos latinoamericanos.

De la carta de Ramón Martínez Zaldúa del Oriente de Santiago de Chile, del 13 de enero de 1955, dirigida a Fabián Onsari, jefe del Supremo Consejo masónico argentino, publicamos lo siguiente : «Al Excmo. Sr, Perón debemos alentarlo en su denodada lucha contra el Poder Obscurantista y Clerical. Las conquistas que él está haciendo realidad en Argentina, bien merecen respaldo vigoroso de la masonería. Seguramente Uds. ya lo habrán pensado. Debiera iniciarse un contacto con el Sr. Perón. Debemos sacar provecho en pro de los principios que sustentamos. La separación de la Iglesia y del Estado, el divorcio, la libertad religiosa son conquistas de la masonería» [50] .

Igual felicitación recibió del Gran Maestre de la Orden Hermética «Puñón Choyke de los Andes», Sr. Miguel Olivares Moyano, del Gran Oriente de Chile, con fecha 6 de febrero de 1955.

La embajada argentina de Méjico, por medio de su agregaduría obrera, comunicaba, el 15 de junio de 1955 : «Todas las conclusiones y resoluciones adoptadas en los centros masónicos (de Méjico) han resultado favorables a la actitud de nuestro gobierno en relación con los jerarcas argentinos de la Iglesia Católica Apostólica y Romana» [51] .

La Gran Logia «Valle de Méjico» ya había enviado el 30 de mayo de 1955, con la firma de su Gran Maestre Eugenio Maldonado, la siguiente adhesión a las Cámaras de Senadores y Diputados de la Argentina: «Les hacemos presente nuestra cordial simpatía hacia la posición que se ha adoptado frente a una clerecía disolvente ; hacia una actitud que es congruente con los <<desiderata>> -de los masones… Los masones estimamos que la República Argentina está realizando una labor de auténtica liberación y está contribuyendo a que la educación del pueblo no continúe en manos de un clero que ha formado y seguirá formando fanáticos… La Nación Argentina se está liberando de una pesada carga económica, como es la de sostener un clero parasitario…» [52] .

Años antes un mensaje desde Gran Bretaña decía así: «La Real y Soberana Logia de Londres, por medio de su Gran Maestre, ordena a los hermanos argentinos del Gran Oriente de Buenos Aires adoptar una línea de conducta particular en el debate sobre la ley de enseñanza religiosa y de la no menos importante sobre el divorcio. Es indispensable insistir en la campaña contra la Iglesia Católica y sus prelados, con el fin de llegar cuanto antes a la total separación entre el organismo religioso y el Estado. Es necesario, por otra parte, evitar que las fuerzas trabajadoras se alíen con los católicos. Toda tendencia nacionalista debe ser combatida y sofocada, y también en el seno del Ejército es indispensable que se formen corrientes de opinión similares a las que existen en la Marina. En la cuesti6n del petró1eo la fuerza masónica debe actuar de manera de sustraer la administración de los yacimientos al Estado; debe ser declarada toda participación en el desarrollo de la industria nacional y, en cuanto a la radicación de capitales americanos, conviene facilitar la intervención de capitales europeos» (léase británicos)52′.

En la revista masónica argentina «Símbolo», de setiembre-diciembre de 1956, los masones argentinos retribuyen estas atenciones de sus hermanos mexicanos, cuyos grandes maestres de las veinte grandes logias de la república denuncian – contra la pastoral colectiva de los obispos católicos – «las violencias al texto de la Constitución que ha venido verificando constantemente el alto clero político mexicano» ; como también, «su abierta actuación en la política nacional, orientando al pueblo desde el púlpito y el confesionario. En consecuencia – dice el documento, modelo de libertad y democracia republicana – por virtud de tan agresiva y anticonstitucional actuación reciente de dicho clero, la masonería de la República, depositaria de la brillante tradición mexicana, demanda, con carácter urgente, del Gobierno de la República, la expulsión del país de tales ministros del culto católico» (sic).

En la misma revista Símbolo del mes de diciembre de 1954, apareció la orden general de la masonería argentina de apoyo al gobierno persecutorio de Perón. Tal disposición, de fecha 30 de noviembre de 1954, o sea, pocos días después de abierta la lucha contra la Iglesia, dice así : «Se recomienda que todos los hermanos y los cuerpos subordinados cooperen, en todas las ocasiones que se presenten, con las actuales medidas de gobierno».

El 6 de junio de 1955, Onsari le escribía al Gran Maestre de Bogotá en Colombia, Sr. Carlos Saúl Fernández después de narrarle, con gran satisfacción de su parte, el contenido de todos los decretos y leyes contra la Iglesia emanados del gobierno peronista: «Los frailes, acostumbrados a ser siempre prepotentes, ahora protestan por no tener esos privilegios (que Perón les quitó), y tratan de crear un clima de persecución» [53] .

En la carta dirigida a los masones argentinos por el Gran Maestre de Honduras de la ciudad de Tegucigalpa, Sr. Angel Senik, del 7 de junio de 1955, para hacer partícipe de ella a Perón, se lee: «Los masones hondureños han seguido con el más vivo interés el movimiento que el gobierno y el pueblo de la República Argentina ha iniciado para lograr la separación de la Iglesia del Estado… Ha llegado la hora de las definiciones políticas, encaminadas a prescindir del reaccionismo y del obscurantismo» [54] .

El ya mencionado Zaldúa, de Chile, escribía el 15 de abril de 1955 al distinguido masón argentino Raúl Bustos Mac Keller, grado 33 : «La masonería no puede permanecer silenciosa, muda, estática ante las medidas de raigambre laicista y renovadora que está implantando el presidente Perón en Argentina, las que han sido unánimemente aplaudidas por los «hermanos de esta Obediencia», por todos los hermanos libres que anhelamos se coloque ya un muro de acero a las desorbitadas pretensiones del clericalismo romano. Este asunto no es sólo de Argentina sino de Chile y de América» [55] .

A Virgilio Lasca, ex Gran Maestre del GOFA, le escribía en la misma fecha repitiendo parecidos conceptos y luego añadía. «Es consenso de la masonería chilena el aplaudir las medidas que el Sr. Perón está implantando en ese país, ya que debemos formar un frente unido y compacto para quebrar, una vez por todas, ese muro acerado, afortunadamente ya carcomido, con que trata el clericalismo romano de sojuzgar las conciencias de nuestro pueblo… No nos importan los fines y las razones que se tengan. Perón ha tomado la bandera de la reivindicación de las conciencias y debemos acompañarlo para extirpar de su suelo el cáncer clerical» [56] .

El 4 de octubre de 1955, inmediatamente después de la Revolución encabezada por el General Lonardi, un encumbrado cofrade de la masonería argentina escribía a su jefe, Fabián Onsari, residente a la sazón en Nueva York, una curiosísima carta de la cual extractamos estos renglones : «La Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, hizo un trabajo magnífico.

En la reunión de Río de Janeiro (se refiere al Congreso Eucarístico Internacional del mes de julio) recibieron las instrucciones precisas de lo que deben hacer y cómo deben hacerlo (sic). Los dirigentes eclesiásticos, directa o indirectamente, se pusieron en contacto con todos los que, por una u otra razón, habían sido vejados o perseguidos… Tenemos una serie de ministros muy buenos, pero muy creyentes … Creo que el Gobierno ha sido copado por la clerecía.. En varias provincias los interventores han reimplantado la enseñanza religiosa en las escuelas… En conclusión : creo que el gobierno, interpretando debidamente el consenso general, reimplantará la instrucción religiosa» [57] .

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13. Últimas recomendaciones de los actuales maestros argentinos

La revista masónica Símbolo, en el artículo editorial de su entrega enero-mayo de 1957, crítica acerbamente la pastoral colectiva del Episcopado Argentino, emanada en ocasión de las elecciones del 28 de julio para convencionales nacionales y provinciales.

Después de deshacerse en denuestos contra el Vaticano y los sacerdotes católicos – a quienes llama «agentes extranjeros en el país» – sostiene desaprensivamente que en tal documento los obispos «pretenden implantar de nuevo la enseñanza obligatoria (sic) del catolicismo en la instrucción pública», y que abogan además por la «intromisión eclesiástica en los asuntos sindicales».

A renglón seguido, la dirección del órgano oficial de la masonería argentina afirma dogmáticamente, que «es imprescindible mantener la laicidad de la enseñanza» ; que «es absurda y falaz la argumentación de que el divorcio socava la familia, y que es menester «propiciar la separación de la Iglesia y el Estado», pues, «patronato y concordato es jugar con las palabras».

Inmediatamente el anónimo articulista propone la solución del «gran conflicto» – existente tan sólo en las mentes sectarias de los laicistas, comunistas, socialistas, demoprogresistas, liberales y masones – y que consistiría en «abolir el artículo 2º de la constitución (que se refiere al sostenimiento del culto católico por parte del Gobierno Federal), y eliminar toda otra referencia de carácter confesional, en particular en los artículos 76 y 80 (donde se establece que el presidente y vicepresidente de la nación deben ser católicos y deben prestar juramento por Dios Nuestro Señor y los Santos Evangelios).

El editorial de marras concluye así : «Los masones deben luchar en defensa de tales principios, que son la esencia misma de nuestra institución. Sostener lo contrario es una traición a la Patria y a nuestras tradiciones de siglos»

Al comentar la presencia del crucifijo en algunos despachos oficiales dice la misma revista – la cual destila veneno anticlerical por los cuatro costados – : «La cruz cobra en cualquier dependencia del Estado. Colocarla en ellas no sólo es un abuso, sino que, además, significa un acto de sumisión al poder temporal de la Iglesia, lo cual resulta humillante para el pensamiento liberal argentino». ¿Podrían expresarse más disparates en menos palabras? Sin embargo así opina la «inteligencia» argentina que, con tales «luces liberales y progresistas», piensa gobernar «democráticamente» el país.

En la Asamblea Anual de la masonería argentina, reunida en Buenos Aires el 25 de junio de 1956, dijo el pro Gran Maestre Luis San Luis, quien presidió la «tenida» en ausencia del Gran Maestre Domingo Sanfeliú: «…Los hombres que formamos en nuestra institución debemos estar al lado de «todo» lo que represente «enseñanza laica»… a fin de resistir con éxito – en estos momentos de transición de nuestra patria – los ataques de las «fuerzas retrógradas y oscurantistas»… [58]

El 11 de setiembre de 1956 – aniversario del tránsito al «oriente eterno» del ex Gran Maestre Domingo F. Sarmiento – se reunió el Supremo Consejo de la Gran Logia para considerar el acuerdo del 30 de agosto sobre la fusión con el Gran Oriente Federal Argentino (G. O. F. A.) ; ponderose la acción de los maestros masones en el mundo profano y su aporte a través de la Liga Argentina de Cultura Laica, el Ateneo Liberal Argentino y de las revistas Verbum y Liberalis, y se fijó el 30 de octubre para la celebración de la Asamblea Extraordinaria. En esta «Magna Tenida» del 30 de octubre de 1956, tomó posesión de la gran maestría, por renuncia del titular, el pro Gran Maestre y, leído el informe de unión con el G. O. F. A., se aprobó de común acuerdo.

A continuación el Gran Maestre renunciante, Domingo Sanfeliú, leyó su mensaje de despedida; en el cual dictó normas para la masonería argentina. Oigamos algunos de los párrafos más salientes: «…La masonería, como entidad, nada tiene que hacer fuera de las logias ; pero sus miembros, si. El profano, transformado en maestro masón, debe realizar «su obra masónica» en cualquier lugar que desarrolle sus actividades, cumpliendo su deber de factor del «progreso humano», pero sin manifestar su carácter de miembro de la Orden .. Las logias deben preparar a los maestros masones capacitándolos para actuar en la sociedad, tal como lo requiere el momento actual del país, para contrarrestar con su acción la avalancha de las «fuerzas del oscurantismo», que hoy pretenden dominarlo, anulando las «conquistas liberales en vigencia» o impidiendo dictar las necesarias para su mayor independencia… Hoy en la República los partidarios de la «libertad» y de la «democracia» luchan sin tregua contra los sectarios de la «reacción» y el «oscurantismo», que pretenden mantener al pueblo en la «opresión» y la «ignorancia»… Nuestra posición y nuestro deber está bien marcado. Nuestro lema nos indica el rumbo a seguir, y por él debemos marchar los masones, todos unidos hasta el triunfo final… Nuestro Gran Maestre Luis San Luis ha concertado, en nombre de nuestra Gran Logia, la unión con el G.O.F.A. para que aunando nuestros esfuerzos, trabajemos y luchemos por el triunfo de nuestro común ideal…» [59]

El 12 de diciembre de 1956 el Gran Oriente Federal Argentino ofreció un banquete a la Gran Logia para sellar fraternalmente esta unión, que se homologó definitivamente en 1957. En tal oportunidad, el Gran Maestre del G. O. F. A., Agustín J. Alvarez, dijo : «…Grave responsabilidad nos cabe a los masones en esta hora crítica de la humanidad y en este preciso momento del devenir americano y argentino… Si nuestra. «cadena de unión» es fuerte y resistente podremos cumplir sin desmayos la «misión que nos hemos impuesto» y que nos señala la tradición que nos es común… Debemos adoptar una actitud activa, militante, que permita a nuestra iniciativa «llegar a todas partes»… Unidos debemos vencer renovando la voluntad inteligente que dio «tantos triunfos» a nuestra institución en el pasado, «aquí» y en muchos otros lugares…» [60]

La Tenida de «Confraternidad Masónica» tuvo lugar en la Asamblea del 23 de abril de 1957. En ella se cumplió la incorporación definitiva del G. O. F. A. a la Gran Logia de la Masonería Argentina [61] .

Agustín Alvarez se suicidó el 17 de junio de 1958, pero antes de morir había dicho que su desaparición no causaría ningún perjuicio a la institución, «desde que otro era quien empuñaba el mallete». Las asociaciones masónicas enviaron su adhesión a la cremación de los restos del que fuera en vida el Gran Maestre de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, venerable maestro de la logia José Martí, presidente del Ateneo Liberal Argentino, director de la revista Liberalis y miembro del Supremo Consejo Grado 33, Sociedad Filantrópica Argentina, logia Unión del Plata Nº l y dirigente del Partido Demócrata Progresista [62] .

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14. Siempre alerta

La destitución del general Eduardo Lonardi, jefe nato y auténtico de la Revolución Libertadora, no deja de ser probablemente una de las tantas maniobras que registra la historia de las fuerzas demoliberales, marxistoides e izquierdistas para cambiar la orientación popular, nacional y católica que él quería imprimir al país, en consonancia con sus tradiciones, en pleno imperio del derecho del Bien Supremo y de la verdad histórica de nuestra patria [63] .

«No se queman las iglesias, pero se destierra a Cristo de la escuela y se niegan las adscripciones a los institutos normales dirigidos por religiosos; no se amenaza desde los balcones de la Casa Rosada, pero se entregan las radios y los diarios, sin excepción, a comunistas, socialistas y laicistas, y no se anula la imposición sorpresiva del divorcio en la legislación nacional; no se insulta a los organismos laborales cristianos, pero se entregan los sindicatos a los marxistas, y las universidades, colegios y escuelas a los masones, izquierdistas y laicistas, llamando, en cambio, clericales y extremistas a los católicos conscientes que luchan valientemente contra sus hipocresías ; se multiplican, en fin, las diócesis y los actos oficiales de boato religioso, pero se evita que la legislación sea católica, lo cual da pie para pensar que se hace con el propósito de disimular su hipócrita persecución contra la iglesia» [64] .

La mayor parte de los miembros de la Liga Argentina de Cultura Laica, del Ateneo Liberal Argentino, de la Acción Laica Argentina (A.L.A.), de la Asociación Cultural Argentina pro Defensa y Superación de los Ideales de Mayo (A.S.C.U.A. : aparato marxista disfrazado masónicamente de liberalismo izquierdista) ; de la Liga por los Derechos del Hombre (L.A.D.H.), aparato comunista internacional detrás del cual se encuentra la masonería mundial centralizando su acción desde Francia; de la Liga de Enseñanza Laica ; Asociación Argentina pro Libertad de la Cultura, donde los socialistas y masones Juan Antonio Solari, Roberto F. Giusti, León Dujovne y América Ghioldi rindieron su homenaje al socialista y masón Jean Jaurés en setiembre de 1959, al cumplirse el centenario de su nacimiento, etc…. – todas sociedades profanas de la masonería argentina – son funcionarios civiles, titulares de cátedras universitarias o miembros de tribunales especiales y comisiones estaduales, cuyos nombres pueden leerse en el folleto «La masonería y el comunismo en la revolución del 16 de setiembre», en las revistas masónicas «Verbum», Nº 34 de 1950; «Liberalis», Nº 18 de 1952; «Símbolo», Nº 47 de 1957, y en la revista chilena Estudios sobre el comunismo de los años 1956-1959. Masones destacados son los presidentes del Ateneo Liberal Argentino y de la Liga Argentina de Cultura Laica. Cualquiera de estos centros, como por ejemplo, Acción Laica Argentina con domicilio en Avenida de Mayo 953, primer piso – y que en ocasiones se aglutinan con la Confederación de Maestros y con La Liga del Profesorado, no son nada más que agrupaciones de laicistas y socialistas demoliberales, imbuidos de positivismo ideológico y de izquierdismo político, que recorren todos los matices del laicismo racionalista, desde el liberalismo hasta el comunismo 64′.

Además, la Federación Universitaria Argentina (FUA) con sus adláteres : FUBA, FULP, FEMES, FES, etc:, que es el más alto exponente del concepto reformista integral, evidenció su filiación comunista y promasónica a través de sus actuaciones, manifestaciones y escritos, que tuvieron su máxima expresión en la enconada campaña anticlerical y antinacional en ocasión de la discusión parlamentaria de 1958 sobre la libertad de enseñanza [65] .

En tal oportunidad el Gran Maestre de la masonería argentina, Ian Drysdale, solicitó al presidente de la Nación, doctor Arturo Frondizi, en nombre de la Orden, que vetara la ley [66] .

Jamás en la Argentina las corrientes disociadoras y subversivas estuvieron más de parabienes que a partir del 13 de noviembre de 1955. Es a partir de esta fecha que todo el totalitarismo de izquierda, con singular contumacia, enfrenta abiertamente, con insolente petulancia, las corrientes democráticas, populares, católicas y de raigambre argentina en nuestra patria.

Para trabajar todos unidos en la «gran obra», el 30 de agosto de 1856 se suscribió el acuerdo entre la Gran Logia Argentina y el Gran Oriente Federal (G.O.F.A.), haciéndose mutuas concesiones, a fin de consolidar la unión de la Familia Masónica Argentina, ya en perfecto acuerdo con la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Cuando el 27 de julio de 1956 explotó una bomba en el local del templo masónico de la calle Cangallo, el Gran Secretario Alcibíades Lappas lo comunicaba a la Gran Logia de México, el 31 de agosto, con, estas palabras : «Eso nos indica que estamos en la buena senda y debemos persistir».

No nos llamemos, pues, a engaño : asistimos a un auténtico complot masónico de las fuerzas secretas argentinas, americanas y mundiales contra nuestra verdadera realidad social, nacional y espiritual, de lo cual ya nos avisó,el papa Pío XII en su carta a todos los católicos de América Latina el 29 de junio de 1955, en ocasión del Congreso Eucarístico Internacional de Río de Janeiro.

«Guardaos, dijo, de las insidias masónicas»; porque cuando se ve a un gobierno persistente y sistemático en mantener el laicismo en la escuela y en la vida pública, no hay que dudar que las logias están activamente interesadas en esa política [67] .

Luego añadía Pío XII: «Muchos son desgraciadamente los asaltos enemigos, y para rechazarlos es necesario una enérgica vigilancia» ; y los va enumerando: «la masonería (en primer término), la propaganda protestante, las diversas formas de laicismo, de superstición y de espiritismo…». «A ellos se añaden – dice el Papa – las perversas doctrinas de los que, bajo el falso pretexto de justicia social y de mejorar las condiciones de vida de las clases más humildes, tienden a arrancar del alma el inestimable tesoro de la religión».

En su carta autógrafa del 27 de octubre de 1953 establecía el Papa los puntos a tratarse en el Concilio Plenario Argentino, y entre ellos colocaba como segunda «la defensa de la fe contra los ataques insidiosos de las sectas disidentes, de la francmasonería y del comunismo».

El 24 de julio de 1958, en la carta al cardenal Juan Montini, arzobispo de Milán – actual papa Paulo VI -, en ocasión de la octava semana italiana de formación pastoral, al hablar de las «raíces de la apostasía moderna», enumera Pío XII «la ruptura de la unidad cristiana de Europa, el ateísmo científico, el racionalismo, el iluminismo, el laicismo y la francmasonería, madre común de todos los males. Todos ellos son causa de este lento proceso de alejamiento intelectual y moral del que vemos hoy las las últimas consecuencias».

En lo más recio de la persecución religiosa, el Sumo Pontífice responderá al mensaje gratulatorio de Perón con esta saludable admonición, que debiera ser programa de acción de todo gobernante argentino: «Ciudad del Vaticano, 1º de julio de 1955. – Suplicamos al Señor que ilumine y dirija vuestro corazón para que el amado pueblo de la Argentina pueda libremente vivir su tradición católica».

Este mismo es el pensamiento que desarrolló Pío IX en su carta a Urquiza del 10 de setiembre de 1857 y a Nicolás Avellaneda del 10 de diciembre de 1874; y que más tarde repetirá León XIII a Roca el 30 de noviembre de 1898 y a su embajador especial el 26 de diciembre de 1887. Es a saber : «Nada podrás hacer más oportuno para la felicidad pública que empeñarte en defender los derechos de la Religión Católica, y conservar tan intacta la libertad de la Iglesia que la potestad sagrada y civil pueda trabajar de común acuerdo en promover unidas la felicidad de ese pueblo».

El Papa Pío XI en la encíclica de Cristo Rey del 11 de diciembre de 1925, escribía: «La peste de nuestros tiempos, peste que hoy en día inficiona la humana sociedad, es el llamado laicismo con todos sus errores y abominables e impíos intentos».

En 1888 León XIII reprueba en su encíclica «Libertas» a los que, «imitadores de Lucifer, defienden una licencia absurda con nombre de libertad. Tales son – aclara el Pontífice – los partidarios de ese sistema tan extendido y poderoso que tomando nombre de libertad, quieren ser llamados liberales».

La causa de todos nuestros males es cabalmente ese liberalismo imperante que ahoga todas las legítimas reivindicaciones a las que aspira naturalmente nuestro pueblo, pero que aún él, anestesiado por tantos años de liberalismo y laicismo, no acierta a defender en su oportunidad, condenando a la esterilidad las reacciones encabezadas por algunos hombres bien intencionados, que ocuparon excepcionalmente las supremas magistraturas de la Nación.

«No se sabe cómo; pero una pequeña minoría, que no logra concitar en su favor la fuerza del pueblo – y que se maneja en conciliábulos y cabildeos, movilizando los grandes instrumentos «organizados y regimentados» de la opinión pública – está empeñada en imprimir «democráticamente» al país una forma de vida antipopular, antinacional y laicista».

El esquema del liberalismo de fin de siglo, superado ya intelectual y políticamente en todo el mundo, sigue aún vigente entre nosotros, como canon oficial, en la educación pública y en la prensa diaria: fría y concertada ofensiva contra la tradición, la nacionalidad y el pueblo.

Contra esta corriente debemos reaccionar los católicos argentinos, sin atender las voces de sirena de los partidos que en otro tiempo pudieron ser de nuestra predilección ; sino tan sólo la voz de nuestro jefe, Jesucristo, que por boca de su vicario el papa Pío IX decía a los católicos franceses, en 1871, después de los desastres producidos por el gobierno persecutorio de la Comuna de París : «Lo que temo para vosotros no es el retorno de esos miserables de la Comuna, verdaderos demonios escapados del infierno; lo que temo es el liberalismo católico, ese sistema fatal que siempre sueña en acomodar dos cosas imposibles de conciliar, a saber: la Iglesia y los principios de la Revolución. Lo he condenado ya, pero lo condenaría cuarenta veces más si fuese necesario. Sí, vuelvo a decirlo por el amor que os tengo; ese juego de equilibrio es el que puede acabar por destruir entre vosotros la Religión».

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15. «Serás lo que has de ser o no serás nada»

Pío XII, después de haber condenado en su alocución del 29 de junio de 1956 a los que «quieren adaptar la doctrina de Cristo a los tiempos nuevos y a las nuevas circunstancias, enervando o modificando los principios de la Religión Católica para acordarlos con los errores de este siglo», renueva su condenación en el Mensaje de Navidad de 1956, cuando dice : «En vista de las tentativas de hacer aparecer como inofensivas algunas tendencias dañosas, afirmamos para todos, que se trata de cuestiones que atañen a los valores absolutos del hombre y de la sociedad, y en virtud de nuestra grave responsabilidad no podemos permitir que esto se recate en la niebla de los equívocos…»

En la primera parte del mensaje había dicho: «Hay algo que no funciona debidamente en el complejo sistema de la vida moderna : un error esencial lo corroe radicalmente… La política del siglo veinte no puede tolerar que se insista en el error de querer al Estado separado de la Religión, en nombre de un laicismo que no ha podido ser justificado por los hechos… laicismo que pretende que la sociedad quebrante y olvide los íntimos fundamentos de aquellos valores que sólo en la Religión y en Dios tienen subsistencia…»

Y después de «lamentarse, con profundo pesar, que algunos católicos presten su apoyo a tácticas de confusionismo.. en conversaciones y encuentros insinceros, donde los caminos son divergentes y no es común el lenguaje», haciéndose, por lo tanto, «inactuable cualquier coexistencia en la verdad» ; termina el Papa con estas palabras: «Como Cabeza de la Iglesia podemos exigir que, donde la Religión es una herencia viva de los antepasados, los hombres conciban como una Cruzada la lucha que injustamente les impone el enemigo… Es hora que por respeto al nombre cristiano se desista de prestarse a dichas tácticas… porque, como amonesta el Apóstol, es inconciliable el querer sentarse a la mesa de Dios y a la de sus enemigos».

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16. El Episcopado Argentino condena a la Masonería

El 20 de febrero de 1959 el Episcopado Argentino publicó una declaración condenatoria de la masonería para «arrancar a los masones sus máscaras – según frase de León XIII – a fin de que sean conocidos tales cuales son».

Después de señalar los errores de las doctrinas masónicas y los males que han acarreado a la sociedad, advierten los treinta y cinco obispos diocesanos argentinos que «todo argentino, pero principalmente la juventud, debe saber que catolicismo y masonería son términos que se contradicen y excluyen absolutamente, como el Cristo y el Anticristo; y que el liberalismo o laicismo, en todas sus formas, constituye la expresión ideo1ógica propia de la masonería».

«Poco importa que muchos liberales no sean masones; hay instrumentos lúcidos e instrumentos ciegos. Lo importante es que unos y otros colaboran objetivamente en la destrucción de la Iglesia de Cristo y del orden católico de la República».

Ante tal impacto, certero al par que inesperado, los hermanos tripuntes reaccionaron indignados y redactaron su contrapastoral, firmada por su Gran Maestre el señor Ian Drysdale, y que los diarios publicaron el 8 de marzo. En ella los hijos de la viuda se pasman farisaicamente ante las categóricas afirmaciones de los señores obispos declarando – como suelen hacerlo siempre con su refinada hipocresía – que ellos son «hombres de bien», que «la masonería es una institución benéfica al servicio de la libertad y de la dignidad del hombre, que propugna sin desmayos la libertad de la cultura como conquista irrenunciable» y que «actúa indeclinablemente en defensa de la democracia y de la libertad».

Luego esgrimen el argumento sensacionalista del masonismo de los próceres argentinos : burda patraña ampliamente refutada en las páginas que preceden. En el nomenclador de mister Drysdale – espigado de los diccionarios biográficos del masón chileno Raúl Bustos Mac Keller y del masón griego Alcibíades Lappas, miembros conspicuos de la masonería argentina – pocos se libran de ser masones en nuestro país; pues, con la misma frescura con que endilgan el sambenito de masón a cualquier prócer, canonizan como prócer a cualquier masón.

Quien conoce algo siquiera de la historia de la masonería en la Argentina, no puede hacer a menos que compadecerse de tales aseveraciones generalizadas, inconsultas e indiscriminadas, y lo primero que se le ocurre preguntar es lo siguiente: ¿será verdad que estos personajes fueron masones? Y si lo fueron, ¿qué clase de masones serían? ¿Existía realmente la masonería en la Argentina cuando ellos actuaron? Y si todos los auténticos próceres de la patria fueron católicos convencidos – lo cual está completamente demostrado en la abundante bibliografía al respecto – ¿cómo pudieron ser al mismo tiempo masones? Porque ¿estaba o no condenada la masonería en su época? Y si lo estaba ¿conocieron ellos claramente esas condenas? Finalmente, si alguno de ellos se inscribió de buena fe en la masonería ¿cómo reaccionó apenas descubrió el engaño o no bien conoció que las condenas pontificias alcanzaban también a la masonería de América latina? Para todas estas preguntas y para muchas otras que podríamos formular, el sagaz lector ya ha encontrado respuesta adecuada en las páginas, de este libro.

Los obispos argentinos, celosos guardianes de la auténtica tradición cristiana de nuestra Nación amenazada por las ideologías laico-masónico-liberal-marxistas que pretenden socavar los cimientos de nuestra nacionalidad, han dado su voz de alarma, como centinelas de la Patria y custodios de la verdad y del bien moral y religioso de nuestro pueblo.

En su valiente declaración, los obispos, utilizando recientes documentos masónicos, denuncian la acción conjunta de la masonería y el comunismo en América latina.

Y luego añaden : «Lo que mueve toda la acción de la masonería es, en última instancia, el odio a Cristo y a todo lo que lleva su nombre en las almas y en las instituciones humanas. Su objetivo final es la destrucción de lo católico y de todo lo que se fundamenta o inspira en su doctrina. La Iglesia de Cristo ha presidido todas las fundaciones de la patria misma. Ella está presente – vigilante y actuante – en todos los hechos trascendentes y decisivos de nuestra historia. Católico es el origen, la raíz y la esencia del ser argentino. Quiere decir entonces que atentar contra lo católico es conspirar contra la Patria. Más todavía; la disminución de la fe en el pueblo argentino comporta a la vez una disminución de su patriotismo. De ahí que la defensa de la Fe Católica y la restauración de la Patria en Cristo sea la forma más pura y plena de servir a la Patria». «La impiedad masónica, por el contrario, es causa de indiferencia, desprecio y deslealtad hacia la Patria».

En su exhortación final el episcopado argentino llama la atención de los padres de familia para que «cuiden celosamente la educación de sus hijos frente a las insinuaciones del mal, y engañoso y falso modo de proceder de las sectas»;, y «a cuantos sienten en su pecho el amor a la Patria – dicen los señores obispos – les señalamos como enemigos de nuestras tradiciones y de nuestra futura grandeza, la Masonería y el Comunismo, que aspiran a la destrucción de cuanto hay de noble y sagrado en nuestra tierra» [68]

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17. Demo liberalismo laicista, comunismo o auténtico catolicismo

«La República Argentina habrá de estructurarse o según el liberalismo laicista o el colectivismo marxista o – como lo quiere su tradición y destino – bajo el signo cristiano y nacional»,

El país, como realidad humana, debe estar informado de una doctrina y un espíritu ; o es el laicismo del liberalismo y del socialismo que nos conduce al comunismo, o es el catolicismo.

O nos decidimos por los valores tradicionales que dieron vida a nuestro ser nacional o renunciamos a nuestra condición de argentinos; sellando, entonces, con la ignominia de una cobarde y una traición, la límpida ejecutoria de nuestra epopeya libertadora.

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NOTAS:

[1] Rev. Mas. Amer, tomo III, Nº 1.

[2] Archivo particular de N. N. Revista Esto Es, Nº 105, año 1955.

[3] Archivo particular de N. N.

[4] Constitución general de la masonería del Gran Oriente nacional del rito argentino, Bs. As., 1905. Archivo particular de N. N.

[5] Caro, José, op. cit.. pág. ll4. La Prensa del 22 de set. de 1906. El Pueblo del 15 de abril de 1959. Archivo part. de N. N.

[6] Rev. Archivum. Junta de Historia Eclesiástica Argentina, tomo I, cuad. 2. Rev. Ecles. de Bs. As., año 1905.

[7] Guadalupe, Fray E. de. La Masonería según sus propios documentos, año 1952.

[8] Rev. Archivum, op. cit., tomo I, pág. 551. Viale, Carlos, op. cit., pássim. Rev. Historia, Nº 2, año 1955.

[9] Rev. Archivum, op. cit., tomo I, cuad. 2 (in extenso), pp. 551 y ss., Bs. As., año 1943. Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 892, año 1905. Mohr, Luis A. Trabajos masónicos – Discursos y conferencias.

[10] Rev. Ecles. de Bs. As., año 1901. Cosme Mariño fundó en 1877 la asociación espiritista Constancia que dio nombre a la logia homónima. Allí se gestaran la mayoría de los centros espiritistas y teosóficos del país. Allí se reunió también el congreso masónico de Buenos Aires en 1946. (El Pueblo del 15 de julio de 1959).

[11] Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 522, año 1907.

[12] Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 611, año 1902.

[13] La Reforma del 3 de enero de 1902. Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 51, año 1911, pág. 69, año 1902 y pág. 930, año 1909. A este señor Morris el Concejo Deliberante de la Capital Federal le dedicó una plazoleta en la ciudad, en Uriarte y Soler, barrio de Palermo. (La Prensa, 21 de enero de 1960).

[14] Guadalupe, fray E. de, op. cit.

[15] Rev. Regeneración, de mayo de 1904.

[16] Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 1029, año 1904.

[17] La Protesta del 20 de marzo de 1904. Guadalupe, op. cit. Palacio, op. cit., pág. 573.

[18] Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 1029, año 1904.

[19] Rev. Ecles. de Bs. As., pp. 180, 243 y 1030, año 1905.Leguizamón se descerrajó un tiro de revólver el 13 de diciembre de 1912, pero sobrevivió varios días durante los cuales se confesó dos veces, se casó religiosamente y expiró profundamente arrepentido de los errores de su vida de célebre anticlerical militante. José Ramos Mejía debió renunciar a la presidencia del Consejo Nacional de Educación el 18 de enero de 1913, pues las acusaciones sobre malversación de fondos, atribuidas a su mala administración, resultaron suficientemente fundadas.

[20] Rev. Ecles. de Bs. As., pp. 576 y 905, año 1905.

[21] La Reforma del 23 de marzo de 1906.

[22] Guadalupe, op. cit. Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 578, año 1909 y pág. 771, año 1911.

[23] Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 92, año 1910. El Pueblo del 23 de marzo de 1909.

[24] Guadalupe, op. cit, Dicc. Enc. de la Mas. (1947), tomo III, pág. 910.

[25] Guadalupe, op. cit.

[26] El ritual del aprendiz, pág. 10, Bs. As. (Logia Unión Justa), 1928.

[27] Rev, Verbum (del GOFA), set-oct., 1951.

[28] González, Julio V. La reforma universitaria, pp. 59 a 62.

[29] Cárcano, Ramón J. Mís primeros ochenta años, pag. 209.

[30] Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 670, año 1918.

[31] Rev. Ecles. de Bs As., pág. 379, año 1921.

[32] Dicc. Enc. de la Mas. (1947) op. cit., tomo I, pág. 435,

[33] Michel, op. cit., pp. 48 y 301.

[34] Dicc. Enc. de la Mas. (1947), op. cit., tomo III, pág. 910. Rev. Verbo, junio de 1947.

[34] ‘ Para el período 1958-1961 fue elegido como Gran Secretario Ejecutivo el ex Gran Maestre de la Gran Logia del Valle de México, Eduardo Rincón Gallardo, y como Presidente el actual Gran Maestre de Chile, Aristóteles Berlendis Sturla.

[35] Pastoral del Episcopado Arg. del 20 de febrero de 1959.

[36] Rev. Verbum, diciembre de 1947.

[37] Rev. Verbum, abril de 1949.

[38] Rev. Verbum, febrero de 1952.

[39] La Nación del 24 de febrero de 1958 (aviso fúnebre).

[40] Rev. Verbum, nov.-dic. de 1950

[41] Meinvielle, Julio. Política Argentina, pp. 72 y 290, Bs. As., 1956.

[42] Boor, J., op ctt., pág. 187.

[43] Bueno, Javier. La política del Mallete…, pp. 74 y 82, Bs. As.,1950

[44] García de Loydi, Ludovico. La Iglesia frente al Peronismo, pp. 23, 41, 49 y 50, Bs As., 1956

[45] García de Loydi, ibídem, pág. 51.

[46] Diario de Sesiones, Cámara de Diputados, pág. 224, 13 de mayo de 1955; El Pueblo del 11 de abril de 1948.

[47] Rev. Ecles. de Bs. As., pág. 237, julio de 1949.

[48] Rev. Ecles. de Bs. As., pp. 375 y ss., diciembre de 1949.

[49] García de Loydi, ibídem, pp. 79 y 98.

[50] Archivo particular de N.N.

[51] Ibídem.

[52] Ibídem.

52′ Filippo, Virgilio, Imperialismo y Masonería, pág. 172.

[53] Ibídem.

[54] Ibídem.

[55] Ibídem.

[56] El doctor Virgilio Lasca falleció en Buenos Aires el 28 de julio de 1958. Era dirigente del Partido Demócrata Progresista. En los avisos fúnebres del día siguiente a su deceso aparecieron las seis invitaciones a la cremación de los restos del que fuera en vida : integrante del Gran Consejo de la Gran Logia de le Argentina de Libres y Aceptados Masones, miembro supernumerario del Supremo Consejo del Grado 33, presidente del Soberano Capítulo Gran Reunión Americana, venerable maestro de la logia Prometeo y socio fundador del Ateneo Liberal Argentino y de la Liga Argentina pro cremación. (Cfr.: Le Prensa, 24 de julio de 1958).

[57] Archivo particular de N.N.

[58] Rev. Símbolo, mayo-agosto de 1956.

[59] Rev. Símbolo, setiembre-diciembre de 1956.

[60] Rev. Símbolo, setiembre-diciembre de 1956.

[61] Rev. Símbolo, enero-mayo de 1957.

[62] La Nación, 19 de junio de 1958; Clarín, 18 de junio de 1958; Azul y Blanco, 17 de marzo de 1959.

[63] Meinvielle, Julio. Política Argentina, pág. 302.

[64] 64 Meinvielle, op. cit., pág. 308,

64′ El 16 de noviembre de 1957, moría repentinamente el socialista Pablo J. Barrenechea, presidente de la Liga Argentina de Cultura Laica y redactor de la revista «Liberalis», después de presentar al orador masón y socialista José P. Barreiro en un acto de propaganda laicista. El «capítulo» de los masones rosacruces José Martí cursó, por los periódicos, la invitación para la cremación de sus restos, como también la logia Ciencia y Trabajo a la cual pertenecía el extinto. ( La Nación, La Prensa y El Clarín, del domingo 17 de noviembre de 1957). Barrenechea había sido dirigente de la Reforma Universitaria y de la FUA y colaborador de La Vanguardia y Crítica.

[65] Röttjer, Aníbal. Escuela argentina, pp. 71 a 83, Bs. As. 1959, 2º ed.

[66] La Razón, 10 de octubre de 1958.

[67] Meinvielle, Julio, Política Argentina, pág. 307.

[68] Rev. Ecles. Argentina, enero-febrero de 1959; El Pueblo, 21 de febrero y 15 de marzo de 1959 ; La Prensa y La Nación del 8 de marzo de 1959.

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