Posteado por: B&T | jueves, septiembre 29, 2011

La inmodestia en la mujer que viste ropa masculina

Título: La inmodestia en la mujer que viste ropa masculina
Autor: Dra. Marian Therese Horvat
Traducción: Alejandro Villarreal -sept. 2011-

La Sra. X era una mujer que comulgaba frecuentemente, era una pía católica que vivía en Quito Ecuador en la década de los sesenta del siglo pasado, sin embargo, como buena católica de crianza y mentalidad católica, ella nunca utilizaría pantalones de varón o faldas arriba de las rodillas.

Un día ella llegó a la magnífica iglesia jesuita del centro de Quito y se dio cuenta que había dejado su saco en casa, tomó la rápida decisión de que sería mejor recibir a Nuestro Señor vistiendo una blusa sin mangas que permanecer en la banca y sólo realizar una comunión espiritual. Después de todo, racionalizó ella, el cuello era modesto y su falda era apropiada.

Dra. Marian Therese Horvat. Licenciada en Periodismo, maestra y doctora en historia Medieval por la Universidad de Kansas. Se especializa en historia de las culturas.

El sereno y amable sacerdote se puso ante la Sra. X, quien estaba en el comulgatorio, se inclinó hacia ella como si fuese a darle la Sagrada Hostia, pero en lugar de darle la Comunión, discreta y firmemente le dijo al oído, «la próxima vez vista ropa con mangas».

No hubo humillación pública, nadie sino sólo la Sra. X y el sacerdote supieron lo que sucedió, pero interiormente se sintió humillada hasta el último hueso, ella aceptó la corrección y, tal y como ella dijo cuando contó la historia, nunca volvió a presentarse vestida inapropiadamente en la iglesia. Fue una corrección justa y caritativa con el fin de mantener la antigua prescripción de la Ley Canónica que dice que las mujeres deben vestir con modestia, especialmente cuando se aproximan a la Santa Comunión [Can. 1262.2]. [1]

Este simple relato echa luz acerca de cuán lejos ha llegado la revolución en la vestimenta de la mujer en los últimos cuarenta años de vida eclesiástica post-conciliar. El simple “pecadillo” de vestir sin mangas difícilmente podría notarse en la actualidad. ¿Cuántas mujeres y mozuelas se presentan, sin mala voluntad, en la iglesia y se aproximan al comulgatorio vistiendo ropa inmodesta que sobreexpone su figura? En un domingo típico actual de Misa asisten mujeres con blusas cortas y reveladoras, blusas con transparencias y sin mangas, con vestidos muy cortos y pantalones ceñidos, e incluso pantalones cortos o rasgados.

La comodidad y la conveniencia son las escusas más socorridas, si acaso se molestan en ofrecer alguna, para esta falta de consideración hacia Dios y al honor que se le debe. De alguna manera, la mujer que viste inapropiadamente se ha convencido de que Cristo estará tan feliz de verla en su iglesia que pasará por alto las normas católicas sobre el decoro y la modestia. De hecho, si todo sacerdote pidiera a estas mujeres, con firmeza, que se vistieran apropiadamente, con el fin de mantener la santidad y la dignidad de ese lugar [y secundariamente la suya, la propia], sería muy probable que estas mujeres se consideraran fuera de lugar.

Una culpabilidad olvidada.

Pero la mujer que viste pantalones cortos podría argumentar que los estilos han cambiado. La ropa refleja laxitud e informalidad desde la revolución de los años sesenta del siglo pasado, es decir, lo que antes se consideraba inapropiado hoy no lo es.

Lo que se ha olvidado es que siempre ha existido una norma moral que no cambia, con el fin de preservar la modestia en el vestido. A nadie le está permitido relajar la modestia en el vestido por razones de calor veraniego, las tendencias de la moda, o la sola conveniencia. El Papa Pío XII claramente afirmó que no pueden aceptarse las escusas de las costumbres o de los tiempos para la inmodestia. Él lo llamó «uno de los más insidiosos sofismas» utilizados «con el fin de considerar anticuada la oposición de las personas honestas en contra de las modas que son demasiado audaces.» [2]

Mucha gente también se ha vuelto ajena a las graves consecuencias de adoptar las tendencias de las modas inmodestas. Estos estilos de la moda del vestir aparecieron, tal y como lo predijo Nuestra Señora de Fátima en 1917, cuando dijo a la joven vidente Jacinta: «Ciertas modas serán introducidas y ofenderán mucho a mi Hijo. Mucha gente irá al infierno debido a los pecados de la carne, más que por cualquier otra razón.» Sus palabras parecerían indicar una correlación directa entre las modas que serían introducidas, con las cuales ya estamos familiarizados, con las almas que irán al infierno debido a los pecados de la carne.

Otra seria consecuencia que muchas veces enfurece a las mujeres cuando se le menciona, y que sin embargo debe decirse, es que su vestimenta inmodesta puede llevar a los varones a cometer pecados, y así, la mujer que viste inmodestamente llevará sobre sí, en algún grado de culpabilidad, tanto para sus propias trasgresiones como para los pecados que otros cometan debido a ello. El Papa Pío XII tocó este tema ya en los años cincuenta del siglo pasado: «Cuántas mujeres hay que no se dan cuenta de sus malas acciones al seguir ciertos estilos desvergonzados y que siguen ciegamente, Ellas ciertamente se ruborizarían si pudiesen adivinar la impresión que dan, y los sentimientos que evocan en los varones que las observan.» [3]

Hoy, desafortunadamente, parecería que ya no hay mucho de ese saludable rubor al que el gran Papa se refería. En su lugar, una de las curiosas consecuencias de una sociedad que niega la existencia del Pecado Original ha sido la ingenua ignorancia de tantas “buenas” jóvenes católicas respecto a los efectos resultantes de su insistencia en seguir la moda de la inmodestia.

La batalla por mantener las pasiones a raya es continua, tanto para varones como para mujeres, pero los primeros deben estar particularmente vigilantes. Una mujer no puede vestirse indecorosamente sólo para estar a la moda y luego decir que si un varón tiene pensamientos inmorales, por su vestimenta, es su problema, no el de ella. Esta actitud tiene su origen en la gran mentira del movimiento de la Liberación de la Mujer, en la hipótesis de igualdad entre varón y mujer. El varón por naturaleza es más agresivo y desea conquistar, y sus reacciones sensuales son más impetuosas que las de la mujer. Si una mujer viste indecorosamente, las inclinaciones del varón están más dispuestas a desarrollarse en deseos y acciones de lujuria. Por lo tanto, mientras que el varón tiene la obligación moral de “luchar en buena lid” contra de los pecados de la carne, practicando cuidadosamente la custodia de sus ojos y pensamientos, la mujer tiene la obligación moral de no vestir indecorosamente porque llevaría al varón al pecado.

Debe hacerse una distinción especial aquí, la mujer por naturaleza gusta de adornarse para que se le admire por su belleza, encanto y elegancia. Esto no es malo en sí, una muchachita o una mujer hermosa y encantadora no tienen por qué descuidarse y afearse, o vestirse con ropa simple y antiestética con el fin de no causar ocasiones de pecado en los demás. Esta clase de pensamiento puritano que desafortunadamente ha sido adoptado por algunas mujeres católicas tradicionalistas de nuestro tiempo es innecesario. No hay nada necesariamente pecaminoso o inapropiado en una mujer que viste exquisita y de forma femenina, es por este encanto y belleza auténticamente femeninos por el que se adorna la sociedad católica.

Nota de B&T: Por supuesto, lo propuesto es un necesario balance donde se evite la vestimenta desvergonzada que no deja mucho a la imaginación, junto a la vestimenta ceñida, masculinizada y andrajosa.

Uno de los errores dominantes que subyace en el espíritu de la revolución actual en la vestimenta, es el igualitarismo. Esta revolución igualitaria ha estimulado un constante proceso de deshacerse de casi todas las diferencias entre los sexos y las edades. La sola idea es absurda, ya que estas desigualdades existen en la naturaleza misma.

Un factor que jugó un papel preponderante en la “revolución feminista”, fue el momento en que la mujer adoptó la vestimenta masculina. El que las mujeres debieran vestirse de forma diferente a los varones era símbolo de sus distintos papeles en el hogar y la sociedad, y es afirmado por las Escrituras: «No llevará la mujer vestidos de hombre, ni el hombre vestidos de mujer, porque el que tal hace es abominación a Yavé, tu Dios.» (Deut. XXII, 5). Es decir, la ropa o la vestimenta no es un tema indiferente o una cuestión de sólo cubrir el cuerpo. Sé que muchos tradicionalistas han argumentado sobre esta materia diciendo que la mujer siempre deberá vestir falda, creo que es un argumento defectuoso ya que puede decirse que muchas veces unos pantalones cortos, no ceñidos ni tan cortos [tipo «pescador» amplios], cubren más satisfactoriamente el cuerpo de la mujer que algunas faldas y vestidos de moda.

Sin embargo, existe un principio mucho más profundo aquí: los promotores de la revolución feminista han incitado a la mujer a abandonar su vestimenta tradicional que enfatiza el aspecto delicado y femenino de la mujer. En el nombre de la eficiencia, la comodidad y la modernidad, las mujeres visten los pantalones de los varones. Junto a los pantalones masculinos, en sus tendencias han adoptado también la conducta y el modo de sentarse y caminar de los varones, ellas han entrado a los centros de trabajo, enrolándose en los trabajos al aire libre, se entrenan para el ejército e incluso invaden los santuarios.

El motivo que impulsó a la mujer a vestir ropa masculina trajo consigo una actitud mental de “ser como los varones”. Una nota de ironía, es que con este frenético intento de masculinizarse, en lugar de esforzarse en perfeccionar su feminidad, las mujeres inconscientemente admiten una insatisfacción con su condición de mujer y, en última instancia, con el plan divino de la creación. Esta imitación anti-natural destruye por completo los sexos, mediante lo cual mujer y varón se complementan y se realizan uno en el otro, en lugar de esto, surge una relación de rivalidad.

Esta clase de mentalidad rebelde y errónea encuentra, de forma natural, su expresión en la vestimenta. La “revolución del pantalón” comenzó y progresó a través de los pantalones de mezclilla azul, y se ha completado a través de la vestimenta andrógina para jóvenes. Algo más serio ha ocurrido que el sólo hecho de que la juventud se vista de la misma manera: las jóvenes ahora parecen más masculinas que los jóvenes.

La razón primaria por la que personalmente exhortaría a las mujeres de buen espíritu y razonamiento a vestir siempre con vestidos femeninos es para combatir urgentemente este igualitarismo que desea poner al mismo novel a los dos sexos, y desea derribar violentamente cualquier expresión simbólica de la maravillosa diferencia natural deseada y dispuesta por Dios. Esto, en concreto constituiría una acción contraria, concreta y heroica a la revolución igualitaria que en última instancia representa la demolición del orden humano establecido por Dios.

Dos advertencias proféticas.

Ya en junio de 1960, el Card. Giuseppe Siri de Génova envió su más rigurosa advertencia a sus sacerdotes diocesanos, acerca del incremento en el uso de los pantalones masculinos entre las mujeres, presintiendo los peligros que esto conllevaba. El comienza su circular de la siguiente manera: «Los primeros pecados de una primavera demorada indican que este año habrá un incremento en el uso de la ropa masculina por las mujeres, incluso por madres de familia.» Él notaba, con cierta perturbación, que ya no eran sólo las turistas estadounidenses quienes habían comenzado a utilizar los pantalones masculinos en público, sino sus buenas y católicas mujeres genovesas. No es en sí el tema de la inmodestia o del indecoro lo que en sí lo preocupa más, sino el triple resultado de esto, más grave: «Primero, la vestimenta masculina utilizada por las mujeres afecta a la mujer en sí, cambiando su sicología femenina; segundo, afecta a la mujer como esposa de su marido, tendiendo a viciar las relaciones entre los dos sexos; y tercero, afecta a la mujer como madre de sus hijos, dañando su dignidad, a los ojos de los mismos… Este cambio de la sicología femenina es fundamental, y, a largo plazo, irreparable en el daño a la familia, a la fidelidad conyugal, a los afectos humanos y la sociedad humana.» [4]

Hoy somos testigos de este «daño fundamental e irreparable» que el Cardenal advertía que sucedería con el cambio de la sicología femenina. De paso mencionaré aquí un tema que podría ser analizado en otro artículo: En el camino de la masculinización de la mujer se dio la feminización del varón. Al tiempo en que la mujer usurpaba la jefatura de la familia, las relaciones de toda la familia se desorientaron. A los niños se les privó de sus modelos sobre los papeles naturales con la consiguiente confusión. Ambos sexos sufrieron la pérdida de identidad. En la universidad en la cual soy docente, constantemente me desconcierta el observar cuánto tiempo y esfuerzo se dedica a la discusión de “lo qué significa ser varón” y “lo que significa ser mujer”. Estos podrían ser temas baladís para los abuelos de estos jóvenes, quienes se sorprenderían al observar cuánto nivel académico se pone en tales principios, tan evidentes.

El Card. Siri también pidió a sus sacerdotes que hablaran sobre el tema de la mujer que viste como varón: «Ellas deben saber que nunca deben ser tan débiles para dejar que alguien les haga creer que pueden desestimar las malas costumbres que están precipitando y debilitan la moral que sostiene todas las instituciones. Sus acciones para corregir este defecto deben ser “fuertes y decisivas”.» Sus palabras indicaban que los padres de familia debían también estar alertas para corregir estas costumbres subversivas.

El Card. Siri entonces invitó a representantes de la industria del vestido para encontrar una solución adecuada y digna para las vestimenta de la mujer «cuando ellas deban subirse a una motocicleta o al hacer ejercicio o en el trabajo. Lo que es más importante», observaba prudentemente, «es preservar la modestia junto con el eterno sentido de la feminidad. Para esto, el buen sentido y el buen gusto debe siempre encontrar soluciones aceptables y dignas a los problemas a los que ellas se enfrenten.» Los pocos diseñadores o modistos que aceptaron su invitación no debían tomar esto como un desaliento a las futuras generaciones, sino como un reto a superar.

Una revolución en proceso.

La revolución en la vestimenta de la mujer y el cambio de mentalidad paralelo no fue un incidente espectacular ni aislado. Fue un proceso que gradualmente se enraizó en las costumbres y comenzó a dominar en la cultura. Poco a poco. Mujeres y varones se acostumbraron al incremento de la inmodestia y los cambios en las tendencias en el vestido.

Una mujer muy respetable que conozco, me ofreció un mordaz ejemplo de cómo trabaja este proceso: Me dijo que cuando los pantalones para mujer comenzaron a estilizarse, al principio se resistió, éstos serían adecuados para vestirlos en el hogar, se dijo a sí misma,  pero nunca los usaría en público. Un poco después, cambió su mentalidad: unos bonitos pantalones, los pantalones de poliéster de los 60´s, no serían considerados ofensivos para vestirlos en público, pero las mujeres nunca debían vestir pantalones en Misa. Un poco después, ya no parecía tan horrible vestir unos modestos pantalones a la medida para la Misa, ciertamente eran mejores que las faldas cortas que estaban de moda al tiempo. La puerta se abrió un poco, y no pasó mucho tiempo para verla totalmente abierta…

¿Con cuánta responsabilidad cargamos debido a las tendencias indecentes e inmodestas y por las modas andróginas actuales? Me parece que la culpabilidad pertenece, al menos en parte, a la conformidad letárgica de muchos católicos hacia este proceso agitador que transformó por completo las costumbres.

Cuando consideramos la restauración de la Civilización Cristiana, existe una tendencia entre los católicos serios de hoy para tornar hacia una forma estricta en el plano religioso y a la vida personal de oración para iniciar esta restauración. El rezar una novena más o agregar otra devoción al necesario Rosario diario son aspectos excelentes y siempre deben ser impulsados. Es muy importante no pecar contra la castidad, seguir los Mandamientos, seguir lecturas edificantes y religiosas. Pero existe otra tarea genuina de la vida espiritual que ha sido ignorada, no es otra que combatir las malas costumbres, la vestimenta y las formas de ser subversivas, especialmente las vestiduras inmodestas e igualitarias, las cuales son una parte significativa dentro de la corrupción total de las costumbres y de las que Nuestra Señora nos previno que dominarían nuestros tiempos.

Notas:

1. La Sagrada Congregación del Concilio emitió una carta en 1930 con el mandato del Papa Pío XI que eincluía esta prescripción: «#9 Las jóvenes y mujeres vestidas de forma inmodesta deben ser excluidas de la Santa Comunión… Además, si la ofensa es extrema, puede prohibírseles entrar en la iglesia.» Donato, Card. Sbaretti, Prefecto de la Congregación para el Concilio, Roma, 12 de enero de 1930.

2. Dirigiéndose a la Unión Latina de Alta Moda, 8 de noviembre de 1957.

3. Dirigiéndose al Congreso Internacional de los Niños de María Inmaculada, 17 de julio de 1954.

4. Giuseppe Card. Siri, Notificación respecto a la vestimenta masculina utilizada por la mujer, Génova, 12 de junio de 1960.

Traducción de Alejandro Villarreal de bibliaytradicion.wordpress.com

>>BITÁCORA<<

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Respuestas

  1. Todo es cierto. Por otra parte, desde 1969 no hay Transubstanciación. Así… ¿qué más da que hoy vayan con pantalones o con escotes enseñando (editado)?

    • «Editado» no, dudoso sí (lo de la Transubstanciación)

  2. Como de costumbre Wulfrano tenìa que salir con su batea de babas.
    Yo no llamaria inmodestia, sino otra palabra mas fuerte, sobre todo lo que se ve principalmente en algunas bodas, o bautizos, ultra minifaldas, blusas semitransparentes, tacones altos propios de un tabledance, etc, y los sacerdotes en la mayoria de las ocasiones ¡Bien Gracias! Estamos en un grado de desacralizaciòn asqueroso, y luego despues de las ceremonias viene una ronda de aplausos sin fin, seguido de la kilometrica sesiòn videofotografica, lo cual echa por tierra, lo que debe ser una Iglesia Catòlica, desgraciadamente hoy en dia uno ve que las iglesias, ya no son casa de oraciòn, sino centros mundanos de diversiòn

    • todo lo que me has enviado es muy interesante, lo estoy compartiendo con otras personas, gracias por tan ricos mensajes, instruyen mucho
      mandy

      • Gracias a Ud., Mandy, por sus comentarios y gentileza.

      • [editado: Lo dicho, es Ud. un simple disputador, ¿quién le «echo el veinte» ahora?]

  3. @ Andy. No te mortifiques tanto. La Iglesia Montiniana invalidó TODOS LOS SACRAMENTOS. ¡Así, qué más da que las mujeres asistan a los espectáculos enseñando todo el… (editado).

    • Wulfrano. Lo tu necesitas es un buen exorcismo, para haber si asì dejas de escribir sandeces, en una pagina como esta, que no es sedevacantista, tu lugar està en forocatolico al lado de su manager el Sr. Logan

  4. @ Andy. Lo que yo digo está comprobado. No necesito de tus comentarios negativos. Además, Alejandro Villarreal, hombre piadoso, sincero buscador de la Verdad, no se molesta mucho con mis comentarios aunque choquen con lo que tú digas.

    Yo también, al principio y por costumbre, como tú, defendí al Papa, hasta que llegó el momento que eran tantas las pruebas sobre La Gran Traición (como la llama Gloria Riestra) que tuve qué aceptar la realidad (gustárame o no).

    • He ahí el error, esto no se se debe hacer por costumbre (¿acaso la mayoría de los católicos actuales no se dejan llevar por las corrientes dominantes por esta misma costumbre detestable?), me viene a la mente nuevamente el genio de Mons. Williamson: «discernir constantemente«. Si usted admite que lo hacía por costubre, ¿debemos entender que su oposición actual también es por costumbre? No me cabe la menor duda que existen buenos autores cuyos análisis pueden ayudarnos en la tarea de la resistencia al modernismo, pero ¿hasta dónde llevar las consecuencias de tales análisis?, ¿cómo tener en cuenta las denuncias de modernismo y liberalismo en la Iglesia sin pasarse del lado de los demoledores: de los anticatólicos, o de los sionistas, o de los sectarios, o de los ateos materialistas, quienes siempre han buscado minar el papado? Al parecer Nuestra Señora siempre ha tenido la respuesta, y nos la ha ofrecido desde hace más de 150 años. Paradójicamente, la autora de este artículo es coautora de dos libros que hablan sobre las tendencias de los últimos papas [An Urgent Plea: Do Not Change the Papacy y Previews of the New Papacy. ], pero a pesar de esto, ella no se otorga permisos de «desconocimiento» o de «decretar vacancias».

  5. Muy estimado y querido amigo Alejandro: ¿Quién, en 1962, se iba a imaginar que nuestros «Papas» ibas a ser traidores? En aquella época decirlo o pensarlo era herético o demencial porque al respecto todavía no existía una sola prueba. Hoy, 50 años después, hay tres millones de pruebas documentales y fotográficas de que así fue. Los supuestos Papas Conciliares destruyeron todo. No quedó nada.

    • Sigue evadiendo la cuestión, eso en todo caso es motivo para que el verdadero fiel católico actúe en consecuencia, no para que se una a los demoledores.

  6. @ Alejandro.

    Yo comencé a abrir los ojos cuando Pablo VI suprimió del calendario litúrgico a los 12 santos auxiliadores.

    Luego los abrí más cuando por primera vez vi la nueva misa (mesa, jazz, besos, idioma castellano, «por todos los hombres», etc.)

    Y los seguí abriendo a través de los años hasta que comprendí que los últimos cinco Romanos Pontífices son Rabinos masones disfrazados de Papas.

    Tardé en abrir completamente los ojos porque, primero, tenía qué ganarme la vida para mantener a una familia numerosa y así no tenía tiempo para investigar nada y, segundo, porque estos Agentes de Satanás son unos verdaderos maestros y artistas del engaño.

    • Abrir los ojos, desconocer y proclamar vacancias son cosas diferentes, plantear las cosas desde esa perspectiva sólo parece ser la aplicación del mismo «falso dilema», aunado al desprecio que se hace de los criterios (serios criterios) que nos impiden tomar esas posiciones (como dice Mons. Williamson, por el momento), sólo hace de algunas posiciones altamente arbitrarias e imprudentes y que no sólo se quedan en el daño personal, sino en el pésimo ejemplo que ofrecen a los demás. Sus motivaciones podrían ser perfectamente justificables, las que no lo son son sus conclusiones y las acciones excesivas que por éstas muchos se dan permiso de realizar. Despotricar contra los hombres de la Iglesia post conciliar no es un signo de «tener los ojos abiertos».

  7. @ Alejandro. «Los hombres de la Iglesia» a diario se burlan de nosotros considerándonos como lo que somos: unos p….(editado).

    • Quienes nos preciamos de estar del lado de Nuestro Señor Jesucristo no estamos del lado del «ojo por ojo y diente por diente»; a San Pedro no se le permitió utilizar la espada (la que mata el cuerpo) y San Pablo enseñó a «blandirla» (la Palabra de Dios), debemos imitar a aquellos a quienes les es, por derecho, permitido «blandirla» (los buenos sacerdotes). Existen medios (lícitos) a nuestra disposición para contrarrestar esas «burlas»: reparar y reparar.

  8. @ Alejandro.

    Hablas de «buenos sacerdotes». Desde 1968 no hay sacerdotes. Los que hubo, murieron o apostataron. La Iglesia está en las garras de chacales.

    • Cada domingo asisto a una Misa donde hay muchos buenos sacerdotes (algo que también se pide al Cielo); su generalización es sólo eso, una generalización sin fundamento, y un callejón sin salida y una paradoja que no refleja ni el mensaje de la Biblia ni los mensajes de la Madre de Dios. Usted ha optado por el abatimiento y la desesperanza, es tan contradictoria tal posición que incluso refleja gran indolencia. ¿Encontraré fe?, pregunta Nuestro Señor.

  9. @ Alejandro. ¿Me puedes decir quiénes son estos muchos buenos sacerdotes, cómo se llaman, quién los ordenó, en qué fecha fueron ordenados, quién consagró al obispo que los ordenó, a qué diócesis pertenecen? Gracias por tu respuesta.

    • Son los sacerdotes de la FSSPX, nada más y nada menos. Y ya sé que comenzará de nuevo con sus conjeturas sin fin, ahórrese la perorata y las figuraciones, si Ud. prefiere vivir en ese estado, ¡allá Ud! Bien dice el padre Boulet que la situación de muchos de los que pregonan la vacancia más parece tener afinidad con una dolencia de la mente y del espíritu, que con un problema de naturaleza teológica; pues el «problema teológico» jamás superará lo que Dios ha anticipado para su Iglesia, que habrá un pequeño resto fiel (Iglesia militante) y que la Iglesia nunca podrá ser derrotada. Realmente no hay más de que hablar.

  10. @ Alejandro. Muchas gracias, querido amigo, por tu sinceridad. Si no me equivoco (con tantas iniciales por dondequiera), la FSSPX creo que tiene su origen en Marcel Lefebre. Si es así… y voy a ser franco contigo… siempre me chocó que en la misa en latín, los Lafebristas se unen con el Papa (UNA CUM). ¡Por favor, Alejandro! En fin. Yo respeto tu decisión de asistir a misa con ellos todos los domingos. Tu amigo, Wulfrano.

    • Y esa razón que le «choca» es parte de las 101 o 202 o 303 apresuradas conclusiones de los que proclaman la vacancia, pero esa conclusión es tan débil como las demás 100 o 200 o 300 conclusiones. Del P. Boulet y su conocido estudio cuya traducción no-oficial está disponible en este blog:
      +
      El Obispo Guérard des Lauriers [24] solía decir que “el citar a Juan Pablo II en el Te Igitur de la Santa Misa es cometer, objetiva e inevitablemente, el doble crimen del sacrilegio y el cisma capital.” [Nota de B&T: Te Igitur es parte de la primer oración del canon de la Misa: “Te igitur clementissime Pater”.] Por el contrario, la expresión Una Cum en el Canon de la Misa no significa que uno afirme que se está ‘en comunión’ con las opiniones erróneas del papa, sino por el contrario, que uno desea orar por la Iglesia “y por” el papa, su cabeza visible. Con el fin de estar seguros de esta interpretación, reportaremos la rúbrica del misal para la ocasión en que un obispo celebra la Misa. En este caso, el obispo debe rezar por la Iglesia: “Una cum… me indigno famulo tuo” lo cual no significa que él rece ‘en comunión con… sí mismo, su indigno servidor’ (¡lo cual no tiene sentido!), sino que el reza ‘y por… mí, su indigno servidor.’ Debemos entonces considerar que aquellos quienes niegan el pronunciar el nombre del papa durante el canon de la Misa piensan que la Iglesia ha perdido su cabeza visible, ¡esta actitud es cismática!

  11. ¿Cómo puede ser Papa un tipo que suprimió la Santa Misa de San Pío V? ¿Cómo pueden ser Papas tipos que celebran un remedo anglicano, luterano, masónico y judío de ella? ¡Por favor, Alejandro, no me hagas reír! ¡Yo de ellos me desasocio lo más que pueda!

    • Lutero hizo lo mismo (desasociarse) y despotricó a más no poder. Nuevamente Ud. confunde los hechos y las conclusiones que de éstos puede sacar. Ud. puede expresar tales opiniones sabiendo o aclarando que son opiniones personales, pero no por ello esperará que le sigan ciegamente. Usted parte de un juicio ya realizado, la sensatez y las leyes de la Iglesia indican que tal juicio no se puede tomar, sino sólo por Dios mismo. Tome como ejemplo al Papa Liberio, quien favoreciendo el Arrianismo y excomulgando a San Atanasio es reconocido como verdadero Pontífice; pero no por ello se celebra el Arrianismo ni se menosprecia la acción heroica de San Atanasio.

  12. Estimado Alejandro.

    (1) El Novus Ordo Missae contiene las palabras de consagración que utilizó Lutero. Tu propio Marcel Lefebre lo dice.

    (2) La nueva misa usa la mesa que utilizó Lutero.

    (3) En la nueva misa se cantan himnos luteranos.

    (3) B-16 acaba de ir a Alemania a rezar en unión con luteranos.

    (4) B-16, al dirigir la palabra a los luteranos, omite mencionar a Nuestra Señora.

    Por favor acepta que la Iglesia que tú defiendes es luterana.

    • Mons. Lefebvre dijo más de lo que Ud. pretende interpretar, esto es un asunto que trasciende las posiciones personales y él no se guiaba por su propio parecer, sino que tomaba en cuenta lo que verdaderamente decía la Iglesia, en la Biblia y en la Tradición (incluyendo su legislación); en todo caso, las conclusiones de Mons. Lefebvre, respecto a la Iglesia y el Papa no son las de los proclamadores de la vacancia, aunque él haya dicho que el Novus Ordo está protestantizado, lo cual nadie niega, pero de ahí a concluir sedevacantismo o que ya no existen sacerdotes o que ya no hay Transustanciación, etc., hay un abismo; el hecho es que unos nunca abandonarán el falso dilema, ni tomarán en cuenta los argumentos teológicos serios, aún el mismo Padre Garrigou-Lagrange afirmaba que el Papa podría seguir siendo cabeza de la Iglesia en la hipótesis de que fuese hereje material (cito del ya referido tratado del P. Boulet):
      +
      «El famoso padre Dominico, Garrigou-Lagrange [8], llega a la misma conclusión. Basando su razonamiento en Billuart, él explica en su tratado De Verbo Incarnato (p. 232), que un papa hereje mientras que ya no sería miembro de la Iglesia podría ser todavía su cabeza. Debido a que lo que es imposible en el caso de una cabeza física, es posible, aunque anormal, en una cabeza moral secundaria, y en el caso del Romano Pontífice puede ejercitar jurisdicción sobre la Iglesia incluso cuando no recibe del alma de la Iglesia ningún influjo o fe interior o caridad.»
      +
      Lo dicho, no hay nada que discutir, y que cada quien asuma la responsabilidad de sus decisiones.

  13. Yo no soy «UNA CUM [editado]» como sí lo fue [editado] y lo son sus secuaces.

  14. De veras Alejandro, tienes mas paciencia que el Santo Job, soportando a este pelmazo de Wulfrano, te estas ganando el Cielo, pero con èl estas arando en el mar

  15. [editado]

  16. Por tradición los hombres desde siempre se habían vestido con faldas, solo hace 300 años que los obligaron a usar pantalón.
    El pantalón es la prenda menos adecuada para un hombre; el calzoncillo bóxer, hace las veces de férula en los genitales, (propiciando disfuncion y discapacidades), la costura central del pantalón maltrata, magulla e incomoda todo el tiempo los genitales; la correa o cinturón hace las veces de torniquete, y obliga al corazón a bombear la sangre con mayor esfuerzo, (para vencer la contracción que hace el torniquete), y por mala irrigacion sanguínea afecta: el aparato digestivo, el sistema urinario, el aparato reproductor. Ademas con el uso del pantalón el hombre ha terminado orinando de pie lo cual es totalmente antinatural. Las Faldas y los vestidos con faldas para los hombres son suprema-mente SALUDABLES, CÓMODOS Y CONFORTABLES. El pantalón, el calzoncillo ajustado, la costura central del pantalón, y la correa o cinturón, están promoviendo las enfermedades modernas de los hombres: IMPOTENCIA, ESTERILIDAD, PROBLEMAS DE LA PRÓSTATA Y POSIBLEMENTE CÁNCER DEL TESTÍCULO.
    Ninguna parte del cuerpo del varon se maltrata mas que los genitales.
    Por salud y comodidad mejor usar FALDAS O VESTIDOS CON FALDA

  17. Cuando una persona se ciñe, o se ajusta una prenda a su cuerpo prácticamente se desnuda; que pesar que a la mujer la abusan sin ninguna consideración; ahora las sacan a la calle en medias velas; le llaman leggins, pero son medias veladas con estampados


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